Mucho se ha hablado de la necesidad de cambiar hacia organizaciones más ágiles capaces de adaptarse a un entorno líquido. Pues bien, ahora nos encontramos en un momento en el que la actualidad está cambiando constantemente. El sábado 21 de marzo muchos de nosotros no sabíamos si el lunes podríamos trabajar. Y hasta el domingo por la tarde o incluso por la noche, según los casos, seguíamos sin tenerlo claro. El lunes tuvimos que organizar a los equipos con los nuevos requerimientos, cada empresa los suyos.
No sabemos qué va a pasar, por lo que plantear escenarios es muy difícil. De hecho, algunos de los escenarios en los que nos estamos moviendo, al menos a mí, ni se me hubieran pasado por la imaginación.
La información que tenemos cambia de un momento a otro y tenemos que tomar decisiones rápidamente, establecer planes de contingencia, preparar a la organización para operar con garantías en el futuro… Dirigir un negocio en épocas de emergencia social, es todo un reto. Pero, si te paras a pensarlo, vuelvo a plantear la pregunta retórica que tantas veces nos hemos hecho en este Universo ERP. ¿Quién dijo que dirigir un negocio fuera fácil?
Ahora bien, que no sea fácil no implica que no sea “retador”. Ya ves, disfrutar con el trabajo y, además, proporcionar un entorno de seguridad en medio del caos, a mí, me hace levantarme con ganas todas las mañanas.
Dirigir equipos deslocalizados, animar a unos trabajadores que viven esta situación con el estrés propio del momento, que operan desde sus casas, muchos de ellos, ejerciendo a la vez de profesores con sus hijos, proporcionar las herramientas que necesitan para trabajar en remoto o prestar el servicio de excelencia que demandan tus clientes, no es una labor sencilla. Pero sí, es una tarea gratificante, evaluar las métricas obtenidas día tras día y comprobar que Sí, se puede.
En nuestro caso, que implementamos una transformación real, hace tiempo, ya apostamos por las opciones de flexibilidad, agilidad y trabajo en equipo que demandaba un mercado cada vez más exigente. Hoy, esos cambios que ayudaron a transformarnos nos están proporcionando el marco de trabajo idóneo para operar con seguridad y transparencia.
Y, sí, aunque estamos en un escenario extremo, un entorno que nadie imaginó, nuestros equipos, nuestras personas, nuestros sistemas y, nuestras soluciones están funcionando exactamente igual que cuando abríamos la oficina por las mañanas.
Flexibilidad, agilidad y trabajo en equipo proporcionan el marco de trabajo idóneo para operar con seguridad y transparencia en entornos líquidos. Share on XEn todo caso, te propongo algunas reflexiones que considero que son importantes para dirigir en un entorno líquido, cambiante y estresante como este:
Asimilar la situación
Está claro que no nos queda otra que asimilar la situación y cuanto antes mejor. Esto nos va a ayudar a apoyar a nuestras organizaciones. Tenemos que coger el timón porque hay marejada. En mi opinión, en esta época hay que tener la cabeza fría y henchido el corazón. Porque no sólo tenemos que tomar decisiones rápidas y con la cabeza centrada. Sino que tenemos que estar cerca de nuestros equipos, saber de su salud y de la de sus familias. Gracias a nuestros equipos podremos sacar el proyecto adelante. Juntos nos protegemos y juntos saldremos de esta.
Por eso, es muy importante la cultura que hayamos construido con anterioridad porque ahora podrá sumar a nuestro favor o restar en nuestra contra, independientemente de cómo nos influyan las circunstancias. Y si, por lo que fuera, tu negocio era de los rezagados en cuanto a cultura digital, nunca es tarde. Y, como estarás viendo, cualquier situación puede ser el detonante.
Monitorizar el momento
No sólo hay que ver lo que está pasando fuera y que por supuesto nos influye. Hay que ver qué está pasando dentro. ¿Cómo nos está afectando realmente la situación?
Lo ideal es que tengamos unos KPI´s definidos que nos indiquen cómo va nuestra actividad. Pero, si no los tenemos, seguro que dentro de nuestros sistemas podemos obtener información sobre cómo van las cosas. Evidentemente, en función de la actividad que desempeñe nuestro negocio, se utilizarán unas métricas otras. Aunque podemos establecer algunas preguntas generales de información que debemos conseguir: ¿Cómo está afectando esta situación a la facturación? y ¿a los pedidos? ¿Nuestros clientes están activos o consumiendo nuestros productos? ¿Estamos pudiendo realizar los servicios comprometidos?
En función de nuestras respuestas deberemos tomar decisiones operativas en una dirección o en otra.
Preparar el futuro
No sabemos qué va a pasar, ni siquiera en el corto plazo. Como hemos visto, la situación cambia a cada momento -entorno líquido-, pero podemos preparar simulaciones para distintos escenarios. Y, eso sí, una de esas simulaciones debería situarnos en el peor escenario posible. De ese modo, será más fácil desarrollar planes de contingencia.
Pero también llegará un momento en que esto se acabará por lo que es muy importante que pensemos en nuestros clientes, en nuestro mercado. Que nos hagamos preguntas. Por ejemplo: ¿Qué van a necesitar los clientes de nosotros después del COVID19? ¿Qué les podemos ofrecer? ¿Cuáles son o cuáles serán las barreras de entrada? ¿Qué nos van a pedir? ¿Va a cambiar el escenario en mi sector? ¿Cambiará la forma de consumir nuestros productos?
Pensemos en nuestra organización ¿La cultura nos ha ayudado a afrontar esta crisis? ¿Cómo ha reaccionado el equipo? ¿Deberemos acometer cambios para adaptarnos a las nuevas circunstancias?
Hacer un DAFO nos puede ayudar a ver nuevas amenazas, pero también las oportunidades que se nos presentarán, cuando todo esto termine.
En definitiva, no nos queda otra, que tomar decisiones rápidas en el corto plazo procurando estar informados y teniendo en cuenta cómo va a influir en nuestros clientes y en nuestros equipos y prepararnos para lo que viene, sea lo que sea. Bueno o malo, ¡quién sabe! Lo único que tenemos claro a estas alturas de la película, es que nada ni nadie volveremos a ser los mismos. Confío y espero en que todos seamos una versión mejorada de lo que fuimos antes del virus.
Post escrito por Isabel Pomar, CEO de Datisa