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¿Cómo preparar un plan de tesorería exitoso?

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El plan de tesorería

Recién llegados de las vacaciones y de vuelta a la cruda realidad me interesa retomar algunos temas que creo que son estratégicos para las pymes como, por ejemplo, el plan de tesorería.

Dicho así, suena un poco raro, lo reconozco. Lo que quiero decir es que una empresa siempre debe tener previstos sus ingresos y sus gastos para evitar que se produzcan situaciones en las que la falta de liquidez o la falta de previsión perjudique, no solo el día a día del negocio, sino posibles inversiones ventajosas para el mismo.

Esto de hacer que la empresa siempre tenga dinero disponible, que, dicho sea de paso, es una tarea atribuida al tesorero, lleva implícita la necesidad de elaborar un plan adecuado a la realidad -también a los planes de futuro- de la empresa.

O sea que, lo primero que hay que destacar en un plan de tesorería es que este deberá reflejar, todos los ingresos y previsiones de ingresos a corto, medio y, si es posible, a largo plazo, pero también, todos los pagos a los que deba hacer frente la organización, poniendo especial atención en las fechas.

Pero, antes de meternos de lleno en las partidas que deberá reflejar un plan de tesorería óptimo, un apunte: la liquidez es un concepto asociado, sí o sí, a cualquier planificación de este tipo.

Por lo tanto, todo plan deberá trazarse conforme al principio de liquidez, recogiendo todas las herramientas de financiación posibles para la empresa.

Sincronía y coherencia

Por supuesto, un plan de tesorería óptimo deberá “pensar” también en cualquier imprevisto que pueda producirse y dejar “reservados” los fondos necesarios para poder afrontarlos con éxito.

El plan de tesorería, por lo tanto, deberá reflejar las entradas y salidas de dinero en función de las operaciones que se realicen en el seno de la organización, siempre muy atentos a la sincronización entre unas y otras.

Parece obvio, ¿verdad? Pues la realidad es que esta sincronización no siempre se tiene en cuenta, de manera que, puede darse el caso de que, a pesar de que -sobre el papel- la empresa “ingrese” muchos fondos, el negocio se vaya al traste porque el dinero no llega a tiempo para hacer frente a las obligaciones de pago contraídas. O, dicho de otro modo: que los pagos se hagan antes que los ingresos.

Para no tener que enfrentarse a estas situaciones de alto riesgo, será necesario practicar un control férreo en estas funciones de cobros y pagos de forma que el plan propuesto por la organización se vea reflejada de la forma más fidedigna posible en la situación real de la tesorería. Es decir, que planificación y realidad sean coherentes.

Y, en caso de que suceda lo contrario se pueda ir actualizando la planificación -corregir desviaciones- para hacer que los números cuadren. O sea, hay que escribir un guión y escenificarlo, dejando margen para la “creatividad de los intérpretes”.

Explotación, inversión y financiación: tres elementos claves

Visto lo visto, un plan de tesorería es, básicamente, el conjunto de las operaciones que reflejan la previsión de ingresos y gastos de una organización.

Ahora bien, estos ingresos y gastos pueden producirse, bien por la explotación o el desempeño de la actividad ordinaria del propio negocio, bien por las diferentes inversiones que se realicen o, bien, por las fuentes de financiación establecidas por la empresa.

Por lo tanto, estas serán, básicamente, las partidas que se deberán reflejar en un plan de tesorería para que sea fiable.

Por un lado, hablamos, pues de los ingresos y gastos de explotación, o, lo que es lo mismo, lo que la empresa ingresa de sus clientes y lo que desembolsa a sus proveedores, trabajadores, Administración Pública vía impuestos, etc.

Siempre, con la mirada puesta, como decíamos al principio, en las fechas de entrada y salida de los fondos.

Por otro lado, hablamos de la partida de cobros y pagos de inversión que deberán reflejar las anotaciones derivadas de las ventas de los activos no corrientes, inmovilizados intangibles o inversiones financieras -ingresos- y la compra de cualquier activo fijo de la empresa.

En conclusión

Una empresa siempre debe tener previstos sus ingresos y sus gastos para evitar que se produzcan situaciones en las que la falta de liquidez o la falta de previsión perjudique, no solo el día a día del negocio, sino posibles inversiones ventajosas

Y, finalmente, el plan de tesorería deberá recoger la partida de cobros y pagos de financiación, reflejando la anotación en el “haber” cuando la organización recibe, por ejemplo, un crédito y, en la columna del “debe”, cuando la empresa afronta los pagos y devoluciones derivadas de esos créditos o préstamos, generalmente, bancarios.

Estas anotaciones deberán poner en perspectiva ingresos y gastos, o sea, tener siempre en cuenta la cantidad total que se ingresa y que se gasta y diferenciar el capital principal y los intereses generados.

En definitiva, es importante, incluso, diría yo, crucial, que cualquier organización con independencia de su tamaño, practicara la planificación de tesorería para sentar las bases de su funcionamiento. Ahora bien, para llevarlo a la práctica de una manera eficiente y efectiva es recomendable utilizar las diferentes soluciones de gestión que hay disponibles en el mercado.

Soluciones tecnológicas que faciliten todas las tareas relacionadas con la gestión de cobros y pagos, la conciliación bancaria, el control de riesgo por líneas de negociación o la gestión de los asientos contables.

Y, en todo caso, soluciones que proporcionen a la pyme autonomía en la gestión de la información, seguridad en sus tareas de cobros y pagos, ahorro de tiempo, previsión de saldos, trazabilidad de documentos o planificación presupuestaria.

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