El ERP y la innovación de procesos
Estandarizar los procesos dentro de una organización no debe implicar la renuncia a la innovación dentro de la misma, gracias al ERP.
En algún momento es posible llegar a pensar que, si establecemos un método que indique la forma en la que debemos trabajar, perderemos la capacidad de investigar nuevos modelos y nuevas fórmulas para mejorar, precisamente esos procesos.
¡Ojo! estandarizar, no debe implicar una falta de empuje hacia la innovación, sino, más bien lo contrario.
Si somos capaces de establecer un modus operandi y obtener métricas que evalúen los resultados, tanto desde el punto de vista operativo como estructural, el tiempo extra que conseguimos, ha de ser empleado en la mejora continua de esos mismos procesos.
¿Significa esto que la inversión que se hace en la implementación de un ERP para automatizar los procesos paraliza cualquier iniciativa innovadora?
Evidentemente, no.
Precisamente los aplicativos de gestión empresarial contribuyen a ordenar, estructurar y conciliar.
El intercambio de información, la conexión de los datos a nivel interdepartamental o la posibilidad de visualizar el conjunto del negocio, desde el prisma comercial, contable, financiero, productivo, etc., aporta la capacidad adicional de entrever posibilidades donde el ojo humano o el lápiz y el papel no llegan.
¿Son más rígidas las empresas que trabajan con un ERP que aquellas que se gestionan con lápiz y papel?
Yo diría que no. Diría más bien que, este tipo de organizaciones han conseguido organizarse y estructurarse (partiendo de una estrategia concreta y de un modelo de gestión, previamente definido).
Así consiguen garantizar:
- Que sus pedidos se sirven en el tiempo indicado
- Que sus funciones de cobro y pagos responden a los criterios económicos y legales óptimos
- Que su fuerza comercial trabaja sabiendo qué descuentos puede aplicar
- Qué clientes son más rentables
- Qué productos son los más demandados
Un ERP aporta información y sí, la información es poder
Poder para corregir estrategias en un momento dado, pero poder también para modificar los procesos si vemos que éstos no son los adecuados o que, el mercado establece nuevas exigencias.
La clave para mí, está en la flexibilidad.
Si una empresa parte de la base de que toda su estructura, su dinámica, y hasta su ética y estética, deben ser flexibles, entonces sabrá que todas las herramientas que utilicen para dar soporte a su día a día, han de aportar igualmente esa dosis de flexibilidad.
Así pues, frente al argumento de que un ERP limita la innovación en los procesos, planteo la tesis contraria defendiendo que la flexibilidad de un aplicativo de gestión empresarial (hoy el mercado de fabricantes e integradores apunta precisamente en esa dirección) facilita la modificación significativa o sensible de cualquier proceso con agilidad y prontitud.
Sin embargo, primero hacen falta estrategias (el ERP no decide, sólo gestiona) y, segundo, se precisan los datos necesarios para saber si el cambio es necesario y en qué dirección debe producirse.
Cambio que, dicho sea de paso, puede ser condicionado por circunstancias endógenas o exógenas. E insisto, impulsar esos cambios sobre la base de una gestión manual es imposible, por tiempo, por capacidad y por el simple desconocimiento del dato.