La estrategia financiera
Cuando estudiamos la trayectoria de distintas iniciativas empresariales, a menudo surge la duda de por qué unas tienen éxito y otras no. Aparentemente, todas son buenas ideas y todas cuentan con el entusiasmo y duro trabajo de sus creadores, no obstante, sólo algunas logran afianzarse en el mercado y crecer.
Evidentemente, el éxito depende de muchos factores. Unos, como puede ser una situación política inestable, escapan al control del empresario; pero otros, como es el profundo entendimiento de todas las variables más cotidianas del negocio, están claramente en sus manos.
En este punto, ya no basta con el instinto empresarial o con impulsar las áreas de operaciones o la comercial como motores de la actividad. Es la estrategia financiera, con la ayuda de las herramientas contables apropiadas, el factor decisivo para asegurar el futuro.
En el momento de iniciar una actividad, muchos emprendedores toman la decisión de contratar los servicios de una gestoría. Esto es algo positivo, porque ese servicio se va a encargar de resolver trámites burocráticos y de cumplir con las obligaciones fiscales, ayudando al empresario a disponer de más tiempo para dedicarse a su trabajo.
Sin embargo, la información que puede proporcionar la gestoría en ningún caso resulta suficiente para conseguir unas cuentas saneadas y disponer de una visibilidad global sobre la situación de las distintas áreas que conforman la compañía.
La contabilidad
La cuestión no es gestoría sí o gestoría no. La cuestión es que hay que mirar la contabilidad como una herramienta para ayudar a que el empresario, gerente o máximo responsable de la empresa, entienda mejor el funcionamiento de su negocio. No se trata de evitar la delegación de las tareas contables, sino de aprovechar la información que se deriva de ellas, para mejorar la toma de decisiones, en aspectos como nóminas, publicidad, rentings, etc.
En este sentido, un buen programa contable, será capaz de ofrecer la información desde distintos ángulos, a fin de poder disponer de un cuadro completo sobre todo lo que está pasando en la empresa.
Un paso más allá se encuentra la contabilidad analítica. En determinadas empresas, dependiendo de su tamaño o su naturaleza, puede ser necesario identificar centros de coste concretos en función de las distintas líneas de negocio existentes.
En estos casos, un sistema de contabilidad analítica va a ser capaz de diferenciar los gastos e ingresos que afectan a cada línea de negocio durante un determinado periodo de tiempo para, de esta forma, obtener la rentabilidad de cada una de ellas.
Conclusión
Esto va a proporcionar una información exhaustiva sobre, por ejemplo, los costes de personal en cada uno de los departamentos de la compañía, amortizaciones de maquinaria, costes de marketing, etc. Toda esta información, desglosada por áreas de negocio, no va a dejar ninguna pregunta sin respuesta y va a resultar fundamental a la hora de entender la evolución de la empresa, generar estrategias y tomar las decisiones más acertadas, es decir, va a resultar clave para el éxito o el fracaso de la actividad.
Por fortuna, cada vez más son las pymes (o, mejor dicho, sus responsables financieros) los que entienden que casi todas las decisiones empresariales tienen que medirse en términos financieros. Es por eso, que buscan en el análisis de los datos financieros un aliado clave para apoyar el crecimiento estable y sostenible.