La evolución digital
Todas las pymes son conscientes de que necesitan acelerar sus procesos de transformación digital si, de verdad, quieren ser competitivas en este entorno en el que se desenvuelven los negocios. Un entorno que cambia de manera permanente, en el que prima la agilidad, la rapidez y la transparencia. Y en el que no siempre tiene más posibilidades de triunfar el que hace mejor las cosas sino el que encuentra primero el modo de diferenciarse del resto.
Por eso me llama tanto la atención todo lo que tiene que ver con el paso de lo analógico a lo digital, especialmente en el ecosistema pyme. Porque, a veces, por muy bien que se hagan las cosas, no siempre se consigue dar con la “tecla” adecuada.
¿Qué quiero decir con esto? En esencia que, hay que digitalizarse no por el hecho de hacerlo, sino con un objetivo claro: ser más eficiente. Este objetivo es el que ayudará a las organizaciones a tenerlo todo dispuesto “de puertas para adentro” para proporcionar la mejor versión de sí mismas a sus clientes, a sus proveedores, e, incluso, a sus competidores.
Es decir, “de puertas para afuera” . Y, con ello, además, buscar de manera continua, nuevas fórmulas de innovación que les permitan diferenciarse en un contexto de competencia feroz.
Pero, volviendo al Índice DESI en el que se compara la evolución digital que experimentan durante un año los 28 países de la UE, descubro con sorpresa que España mantiene su posición 11 en el ranking. O sea que, está por encima de la media comunitaria, ocupando un lugar destacado en el grupo de las principales economías europeas.
Por detrás de Reino Unido, pero por delante de Alemania, Francia o Italia. ¿Quién me lo iba a decir?
Sí, lo reconozco. Pensé que nuestra situación como país sería peor, así, sobre el papel. Sin embargo, sin querer ser tremendista creo que en la “foto” salimos más “guapos” de lo que somos en realidad. Quiero decir, que, si nos detenemos, por ejemplo, en el mundo de las pymes, vemos que estas, aunque se digitalizan, no les cabe más alternativa si quieren seguir siendo competitivas lo hacen a un ritmo demasiado lento y no siempre, siguiendo una estrategia adecuada.
Pero, como hoy ya he dicho que me he puesto en ”modo Informe” me quedo con los datos positivos que más me han llamado la atención del DESI. Cinco son los indicadores que se tienen en cuenta: conectividad, capital humano, uso de Internet, integración de la tecnología digital y servicios públicos digitales.
Cada uno de ellos, además, se calcula, partiendo de la media ponderada que se extrae tras evaluar otra serie de variables con datos de los tres años anteriores.
Con todo, según DESI, España se mantiene a la cabeza de los países europeos más avanzados en lo que a servicios públicos digitales se refiere al escalar dos posiciones con respecto al año pasado. Ahora ocupa el cuarto lugar.
En conectividad parece que España también destaca. Se sitúa en el noveno puesto, uno más arriba que en 2018. Esta novena posición, además, se obtiene sin que ninguna de las variables que se utilizan para lograr el indicador mida de manera específica el despliegue de la fibra óptica en nuestro país, un aspecto en el que España ocupa una posición de liderazgo.
Tecnología digital en España
En cuanto a integración de la tecnología digital, España ocupa el décimo puesto. En servicios de Internet del décimo primero. Y, en capital humano, España flaquea un poco más al descender hasta la posición décimo séptima. En este sentido, mejorar las habilidades y capacitación digital de los recursos humanos debe ser prioritario para seguir escalando posiciones a nivel europeo.
Visto lo visto, la verdad es que podría resultar tranquilizador el hecho de que España muestre un comportamiento positivo en lo que a asimilación de la tecnología digital se refiere, si lo comparamos con nuestros vecinos europeos. Lo que pasa es que, creo que el Informe no entiende por digitalización lo mismo que se entiende en el contexto empresarial.
Creo y, vaya por delante que es una opinión, absolutamente personal, que el Informe DESI se centra demasiado en los aspectos meramente tecnológicos, mientras que en la empresa digitalizarse implica “culturalizarse”. Es decir, adaptar el negocio a la nueva cultura digital y, después, sí, buscar las herramientas adecuadas que hagan posible ese cambio de rumbo.
No obstante, y como estamos a punto de irnos de vacaciones, me sigo quedando con lo bueno. O sea, con que España supera la media europea en lo que a evolución digital se refiere. Y es que, en España es lo que tenemos, que somos muy competitivos.
A punto de entrar de lleno en el tiempo de descuento para las vacaciones y recopilando información para escribir este post, me he topado con los resultados del Índice de Economía y Sociedad Digital (DESI) e, inevitablemente, me he puesto en modo “Informe”.