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La flexibilidad del ERP es esencial, pero no todo es tan fácil como parece

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Hablamos de ERPs flexibles con tanta naturalidad que damos por hecho que la flexibilidad es, en sí misma, una condición innata de estas soluciones tecnológicas. Y, lamentablemente, no lo es. Por mucho marketing que haya detrás de muchas de las campañas de publicidad y comunicación de algunos proveedores tecnológicos, el establecimiento de capacidades versátiles en un ERP depende, también, de los ecosistemas subyacentes y no es oro todo lo que reluce.

O sea que, a pesar de lo mucho que leemos y oímos acerca de la elasticidad de los sistemas de planificación de recursos empresariales, todavía existen ERPs monolíticos que no son capaces de manejar, adecuadamente, una entrada masiva de datos. Del mismo modo, nos encontramos, a veces, con soluciones en la nube excesivamente dependientes, tanto de la infraestructura subyacente, como de las configuraciones de las plataformas empresariales que dificultan la modificación o actualización de la arquitectura del sistema.

A ver. No quiero ser catastrofista y, mucho menos, tirar por tierra el funcionamiento de muchos ERPs, sino más bien, dejar claro que la verdadera flexibilidad de estos sistemas dependerá de su capacidad para ajustar la interfaz y los componentes de aplicación de una manera sencilla y, si puede ser gratuita, mejor que mejor, a las condiciones del negocio, del mercado, del entorno, etc. Las soluciones más punteras están apostando por arquitecturas de núcleo mucho más flexibles en sí mismas, para mejorar así, el funcionamiento de la configuración del ERP y dotar de mayor libertad al usuario.

Flexibilidad = facilidad para adaptarse al cambio

El mundo empresarial está atravesando un momento de cambios sin precedentes. También asistimos, muchas veces, estupefactos aún, a la eclosión vertiginosa de nuevas tecnologías que sabemos revolucionarán el mundo, no solo el de los negocios, también el de la comunicación, el entretenimiento, las relaciones, etc. Estas nuevas soluciones que van desde la Inteligencia Artificial, hasta el Internet de las Cosas, emergen, como digo, a un ritmo vertiginoso y “obligan” a las organizaciones a buscar la flexibilidad óptima para adaptarse constantemente al cambio.

La flexibilidad es esencial en un ERP, pero imprimir
esa elasticidad que demandan las pymes no es tan sencillo. Share on X

Por eso, flexibilidad y cambio son, en términos tecnológicos, conceptos complementarios. En su esencia, un ERP está diseñado para proporcionar un repositorio de datos centralizado que permita el acceso de los usuarios a la información que necesitan para completar los procesos en los que operan. Ahora bien, en la práctica no siempre se aprovecha el potencial del ERP de manera efectiva ya que no siempre resulta fácil ajustar el sistema a la evolución del negocio, con nuevos procesos y nuevas metodologías de trabajo, cambios en la organización, etc. Por lo tanto, es ahí, donde los ERPs verdaderamente flexibles pueden aportar más valor.

Ajustar la configuración del ERP después de que hayan cambiado los procesos del negocio, por ejemplo, depende de poder actualizar interfaces fácilmente. En esencia, la flexibilidad del sistema y la adaptabilidad del negocio se entrelazan entre sí. Si la organización está bloqueada en una suite heredada con dificultades o lentitud para actualizarse, no solo pierde funcionalidad, sino que también pierde flexibilidad. Una solución ERP verdaderamente elástica permitirá actualizaciones continuas de manera sencilla y poco o nada costosa.

Elasticidad un concepto sencillo pero difícil de aterrizar

Desarrollar un ERP flexible para que, a su vez, proporcione a las organizaciones que lo implementan, la elasticidad que demanda el actual entorno empresarial no es tan sencillo como parece. El proceso de reflexión es bastante lineal: las organizaciones que implementan un ERP obtienen la visibilidad en tiempo real de los datos necesarios para facilitar la toma de decisiones. La disponibilidad en tiempo real de esa información permite acelerar los cambios en función de las demandas operativas o de los requerimientos del negocio. Por lo que, podemos decir que la empresa es flexible y su capacidad de adaptación óptima.

Ahora bien. El camino para llegar a eso no es tan sencillo, ya que son las propias organizaciones las que deberán evaluar cuidadosamente, la capacidad de adaptación que muestre el sistema de gestión que estén analizando. Y en este sentido, las pequeñas y medianas empresas no siempre tienen claros los pasos a seguir.

En todo caso, y, por resumir diré que creo que la tecnología debe ayudar a las personas a trabajar mejor y que las organizaciones deben tener claro que si una solución limita su capacidad de adaptación o condiciona su flexibilidad, los usuarios quedarán atascados en procesos heredados y en modelos operativos reincidentes, no siempre productivos ni rentables. O lo que es lo mismo: seguirán haciendo las cosas igual que siempre y, por tanto, obteniendo los mismos resultados de siempre.

Por lo tanto, si estás en un momento de búsqueda activa de ERP te recomiendo que prestes mucha atención a la capacidad de flexibilidad que ofrecen las opciones que estés valorando y que, compruebes que, el sistema es, de verdad elástico y, más importante aún, que proporciona la agilidad que tu negocio necesita.

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