Planificar también forma parte de la naturaleza de los hombres de acción

“La planificación es la predisposición a la acción. Las empresas lo saben pero, ¿planifican las pymes lo suficiente como para prevenir determinadas situaciones?”

A veces pensamos en la planificación como esa cualidad “conservadora” que impide arriesgar e innovar en el mundo de los negocios. Nada más lejos de la realidad.  Las empresas deben alejarse de ese concepto de planificación como algo “sesudo” y contrario a los hombres de acción y deben apoyarse en las herramientas que el mercado pone a su disposición para establecer los mecanismos de control, análisis y evaluación de su gestión que les permita “visualizar” el futuro de su negocio y adelantarse a los acontecimientos para prever con suficiente tiempo de antelación y con toda la información en su poder, cuáles serán las acciones que se deberán implementar para lograr los objetivos previstos.

Las empresas que planifican son realmente las que están demostrando una elevada predisposición a la acción ya que, la planificación les permite establecer puntos de referencia en su gestión que a su vez, les ayudarán a controlar en el curso de su actividad, en qué medida se están desviando –por arriba o por abajo, de los objetivos y previsiones iniciales. De este modo, los gerentes o los agentes decisores, tendrán la información necesaria para actuar en el momento preciso. Por lo tanto, las empresas que planifican, son aquellas que muestran una clara predisposición a la acción.

 

Planificar y actuar, ambas operaciones se interrelacionan

Pero la planificación, para ser efectiva, debe hacerse estableciendo los mecanismos de control apropiados en las dos dimensiones de la actividad comercial, es decir, en la vertiente operativa, donde básicamente se establece un Plan Operativo con unas directrices establecidas por la dirección general y unos objetivos departamentales que deben evaluarse puntualmente. Y en la vertiente financiera, a través de los presupuestos contables que permitirán planificar el control del gasto, de los ingresos, de los resultados,… y a través de los presupuestos de tesorería, que facilitarán la proyección de las necesidades de caja, a lo largo de todo el ejercicio.

Los presupuestos contables y de tesorería confieren a las empresas una valiosa capacidad de anticiparse a posibles agujeros financieros. Y si las organizaciones son capaces de anticiparse a esos agujeros financieros con el tiempo suficiente, tendrán una mejor disposición para operar en el mercado, los recursos necesarios para hacerles frente, con los mejores márgenes y las mejores condiciones posibles.

Estas políticas de acción, están basadas en una estrategia de controles previos que proceden, sin duda, de la habilidad de planificación que muestren las empresas. Por lo tanto, el verbo y la acción de planificar debe estar siempre en el diccionario de cualquier emprendedor, gerente o directivo. Más aún en los momentos en los que el futuro se presenta incierto y en los que el entorno muestra un comportamiento variable. En esos casos, la planificación efectiva, sustentada con las herramientas de gestión oportunas, ayudará a tomar las riendas del negocio y, sobre todo, a decidir sobre el qué, el cómo y el cuándo, se debe actuar.

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