Las pequeñas y medianas empresas deben buscar la rentabilidad en cada una de las decisiones que tomen. Ya sean operativas y/o estratégicas las pymes deberán planificar inversiones que proporcionen, por un lado, los beneficios operativos que se espera de ellas y, por otro, un retorno seguro y rápido de los recursos empleados.
La rentabilidad es un concepto íntimamente ligado al de inversión. Y la inversión se concreta en el activo de la empresa. A través del uso del activo obtenemos los beneficios, y el retorno de nuestras inversiones. Este es el ciclo que, Pablo Couso, Director Comercial de Datisa ha explicado en su intervención sobre la rentabilidad, con el foco puesto en las pequeñas y medianas empresas en tiempos de crisis, y enmarcada dentro de la iniciativa #30días30claves organizada por DIR&GE.
A lo largo de su explicación, el Director Comercial de la firma española de ERP para pymes compartió algunas ideas de gran utilidad para impulsar la rentabilidad en el ecosistema de las pequeñas y medianas empresas. En este sentido, dijo que, por un lado, conocer los detalles del estado financiero del negocio y, por otro, establecer una política de precios adecuada y elástica permite a las empresas orientar toda su actividad y sus inversiones hacia la maximización de los beneficios. Y, con ello, el camino hacia la rentabilidad será más fácil.
Entre las claves que destaca Couso para incrementar la rentabilidad de las pymes, menciona también la posibilidad de operar con proveedores que permitan negociar condiciones y precios competitivos y ejercitar un control óptimo sobre los gastos.
El control de los costes, así como una gestión eficiente de los pagos y los ingresos hace que las cifras de la empresa puedan balancearse siempre dentro de la línea de flotación de la rentabilidad. Eso sí, Couso asegura que, tanto para mantener los costes a raya, como para implementar una gestión eficiente de precios o de cobros y pagos o una relación óptima con los proveedores, será necesario implementar el uso de soluciones tecnológicas que proporcionen la información necesaria y que agilicen las operaciones.
La rentabilidad es un cociente entre el beneficio de la empresa y su activo. El activo tiene que ver con las decisiones de inversión, y con las decisiones operativas de la empresa. Por tanto, buenas decisiones en ese sentido implican disponer de un activo y de un nivel de capitalización capaz de generar beneficios. Al mismo tiempo, esta generación de beneficios aumentará la capacidad de inversión y de atracción de dinero a la empresa y, de nuevo, propiciará la toma de decisiones inteligentes en clave de rentabilidad. Un ciclo que las organizaciones deben poder controlar, medir y planificar.
Pablo Couso ha insistido en la aparente sencillez de este principio económico y en la necesidad de tomar buenas decisiones de inversión para hacer más productivos y rentables los negocios. Al enfrentar el activo -como la estructura económica sobre la que se apoya la actividad comercial- con el pasivo -la forma en la que se financia el activo- su conclusión es que una empresa no puede ser productiva, ergo rentable, si no tiene saneadas sus finanzas. Y, en términos claros ha asegurado que para estabilizar e impulsar el crecimiento tras la crisis, no se puede tener lo que no se puede pagar.
“Pero, si queremos ser rentables, además de decidir en qué queremos invertir, tenemos que tomar buenas decisiones financieras. Por lo que la rentabilidad de un negocio exige de un abordaje global, integral y poliédrico en las diferentes áreas de gestión. Y eso, solo será posible, con la ayuda de aplicativos del tipo ERP.”