A estas alturas de la película, ya nadie duda de las múltiples ventajas que aportará la Zona Única de Pagos en Euros para fomentar las operaciones comerciales intracomunitarias. La SEPA es un nuevo paso para impulsar la integración europea ya que contribuye a la eliminación de las barreras y diferencias de trato entre los países. Esta normativa, fomentará el desarrollo de una oferta de servicios de pago más competitiva y, como se asegura desde el propio Banco de España, más innovadora, segura y eficiente.
Podemos decir que, “oficialmente” se ha iniciado la cuenta atrás. Proveedores de software, entidades financieras, Administraciones Públicas, empresas e instituciones privadas de todos los sectores y tamaños, y, en general todos los ciudadanos, nos hemos contagiado del efecto SEPA. Faltan poco más de tres meses para el pistoletazo de salida y la SEPA ya forma parte del vocabulario empresarial y financiero, común. Sin embargo, no todos los organismos, ni públicos ni privados, han comenzado la adaptación de sus procesos a esta nueva forma de operar.
Ajustes que llevan su tiempo
En marzo de este año, el Banco Central Europeo publicaba su primer informe, de momento es el primero y el único, sobre la Migración a la Zona Única de Pagos en Euros. Ya entonces, desde la entidad monetaria europea se insistía en que el proceso “entraba en un fase crítica” y se avisaba de los riesgos que implicaba para empresas e instituciones públicas, dejar este proyecto para el último momento. Administraciones y empresas privadas de todos los tamaños, deben asegurarse de que sus órdenes de pago están hechas de acuerdo con los instrumentos de pago SEPA para que no sean rechazadas por los proveedores de servicios de pago. Y eso, lleva su tiempo.
Sin embargo, la fecha es limitada. El 14 de febrero de 2014, ya no habrá vuelta atrás y aunque, en ese primer informe que publicaba el BCE se aseguraba que la fase de planificación y conocimiento ya estaba finalizada, también se apuntaban como fechas previstas por muchas empresas para completar la implantación del nuevo sistema, los últimos meses del año. Es decir, una vez más, como ya sucediera con la entrada en vigor del euro, con el efecto 2000 o con el nuevo Plan General Contable del año 2008, parece que, en muchos casos, volvemos al gusto de esperar hasta el último momento.
Responsabilidad de todos
Hasta este año, las instituciones financieras españolas, no se habían pronunciado respecto a la SEPA. Empresas, particularmente pequeñas y medianas y Administraciones Públicas, responden a esta misma realidad. Aunque son conscientes de que deben ajustar todavía muchos procedimientos empresariales, administrativos y técnicos en un período cada vez más limitado, confían en llegar a tiempo, a pesar de tener que hacer todos los ajustes en el último momento.
La SEPA es un nuevo modelo de pago que permite efectuar las transacciones en euros sin utilizar dinero en efectivo a empresas u organismos públicos ubicados en cualquier lugar de Europa, utilizando una sola cuenta bancaria y un único conjunto de instrumentos de pago. En estos momentos, se acogen a la normativa SEPA 32 países europeos y, con ello, más de 4.400 entidades de crédito que han pasado a formar parte del esquema de transferencias Single Euro Payments Area.
Cumplir con los requisitos que impone es responsabilidad de todos. A partir del 14 de febrero de 2014, esa responsabilidad, se convertirá en obligación. Por lo tanto, agilizar el proceso de cambio facilitará el tránsito de un modelo de pago a otro de una forma sencilla y sin necesidad de correr riesgos innecesarios.