Ser respetuoso con el medio ambiente, también tiene “premio” para las pymes

En los últimos tiempos parece que ser respetuoso con el medio ambiente se ha puesto de moda. También en el entorno profesional. La llegada de una nueva generación mucho más comprometida con estos temas y las alarmantes noticias que nos llegan desde todos los puntos del planeta en relación al mal uso que hacemos de los recursos que tenemos han sacudido muchas conciencias.

Hasta hace poco ser ecologista era poco menos que ser un “friki”. Pero, de un tiempo a esta parte, la preocupación y el cuidado del medio ambiente han entrado a formar parte de los intereses de gran parte de la sociedad, lo que está llevando, a las empresas a ser también más conscientes de la necesidad de buscar nuevas fórmulas respetuosas con el entorno. Es una manera de empatizar con las nuevas generaciones, pero también, y, sobre todo, una vuelta de tuerca para tratar de reducir el impacto negativo que las personas generan en el medio ambiente.

No nos engañemos. Las empresas buscan beneficios, si pueden ser económicos mejor. Así que no es solo el compromiso de un mundo mejor -que, imagino que también- sino el interés de buscar retornos y fórmulas que reviertan, además de en el cuidado medioambiental, en un mejor posicionamiento frente a la competencia, la construcción de una imagen de marca comprometida y, sí, también una mayor sostenibilidad del negocio.

Así las cosas, se me ocurren algunas ventajas de ser una empresa responsable, más allá del maravilloso gusto que da saber que actuamos de manera respetuosa y solidaria.

Reducción de costes

Aunque, pudiera parecer lo contrario, respetar el medio ambiente reduce costes. Y me explico: reciclar, generar menos residuos, practicar consumos de energía responsables, informatizar y, más aún, digitalizar determinadas áreas, eliminando tareas repetitivas, papel, tinta de las impresoras o minimizando el consumo de diferentes recursos consigue un ahorro significativo de los costes convencionales. Un ahorro que puede ayudar a mejorar otros aspectos relacionados con la producción, el marketing o las ventas. Y, por supuesto, una serie de recursos ahorrados que pueden canalizarse para impulsar el crecimiento o la estabilidad del negocio.

Mejora de la imagen corporativa

Desde que una organización se inscribe en el registro de sociedades mercantiles una de sus principales preocupaciones pasa por transmitir una imagen de marca acorde con sus principios corporativos. Pero, desde luego, siempre, buscando la diferenciación respecto a la calidad, el servicio o la atención. La imagen que transmite una empresa es fundamental y, desde luego, representa un porcentaje elevadísimo de su éxito y/o fracaso. Por eso, la imagen que se transmite es tan importante para los responsables de una marca.

En este sentido, ¿cómo crees que recibirá el público la noticia de que tu empresa trabaja en pro del planeta? ¿cómo crees que responderá el mercado a iniciativas como la eliminación del papel o la reducción de las emisiones de CO2? ¿cómo crees que recibirán los clientes e, incluso, los proveedores y, hasta tus empleados, la noticia de que tu empresa utiliza energías verdes o que apuesta por lo que conocemos como tecnología verde? Me imagino que, la percepción será positiva, por lo que solo puede contribuir para bien, a generar una reputación corporativa óptima. Recuerda que ya somos muchos los que escogemos una marca u otra, no solo por los productos y/o servicios que propongan sino por la actitud y el compromiso que muestren también con el entorno.

Incremento de la rentabilidad

Ser sostenible, también es rentable. Primero, porque los empleados se sentirán más cómodos y vinculados a una empresa que respeta el medio ambiente. Y eso, generará, sí o sí, mejores niveles de rendimiento y productividad. Y, segundo, porque se predica con el ejemplo. Es decir, cuando una empresa es responsable, transmite esos principios, no solo a sus empleados, también a sus proveedores y clientes. De tal forma que unas propuestas se contagian de otras, ayudando a buscar nuevas prácticas o modelos para el cuidado del medio ambiente. O sea, a innovar. Por ejemplo, implementar campañas de marketing que promuevan un comportamiento respetuoso con el medio ambiente y que, de alguna manera, reconozcan o incentiven la actitud solidaria de clientes, proveedores o empleados hace que estos se contagien y acaben sumándose al proyecto.

En definitiva, ser una marca responsable y respetuosa con el medio ambiente, además de que reporta grandes beneficios, es ya, una obligación social que exige a las empresas implementar prácticas empresariales que respeten aspectos que van desde las condiciones laborales, hasta los modelos de producción y/o comercialización. Hay que tomar conciencia de que cualquier práctica que ponga en marcha una empresa en cualquier parte del mundo, acaba repercutiendo en el resto del planeta, para bien o para mal. Así que, tomemos todos nota.

 

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