Que nos encontramos en una situación excepcional, está claro. Y que las herramientas que deberemos implementar, desde el punto de vista económico, también deberán ser extraordinarias, lo sabemos igualmente. Ahora, bien, hay algunas cuestiones que serán críticas y, sobre las que ya podemos y debemos actuar, si es que no lo hemos hecho antes.
En realidad, y, debido a las particularidades propias de esta crisis no sabemos qué va a pasar ni siquiera en los próximos meses. Ni cómo se producirá el final del confinamiento, si será escalonado o progresivo o quienes serán los primeros y los últimos en abandonar el aislamiento, cómo se abordará la des-hibernación social y económica para comenzar a reactivar la economía, qué papel desempeñarán las pequeñas y medianas empresas en todo este escenario difícil de prever, si recibirán ayudas públicas, si volverán a implementar sus principios de austeridad, etc. Hoy, ahora mismo, todo supone un reto desafiante, aunque el Ejecutivo haya adelantado ya las diferentes fases de la desescalada. Si algo hemos aprendido es que las cosas pueden cambiar rápidamente.
Como digo, no sabemos qué va a pasar y, por lo tanto, resulta extremadamente difícil plantear posibles escenarios. Lo que sí podemos analizar es cómo deberían operar las organizaciones en condiciones normales para mantener su liquidez a raya. Y extender una visión un poco más amplia para plasmar algunas recomendaciones sobre aspectos en los que podrían poner el foco las pymes en estos momentos convulsos. El objetivo: mantener unos niveles de liquidez y tesorería óptimos para capear el temporal.
Particularidades de la crisis
Uno de los rasgos más particulares de esta crisis es que ha frenado la economía en seco, provocando un parón tan radical que ninguna de las generaciones que participamos en el mercado laboral podemos recordar algo parecido. Nunca nos hemos enfrentado a esta situación, pisamos terreno desconocido y no tenemos referencias. De hecho, los expertos hablan ya de economía de guerra y nos plantean un escenario de reconstrucción similar al que se planteó tras la II Guerra Mundial.
Bueno, el FMI tampoco ha arrojado unas previsiones demasiado optimistas para la economía de España, mientras que expertos economistas internacionales -y, europeístas- apelan a la responsabilidad y la solidaridad para salir del bache. De hecho, el presidente del Eurogrupo, el portugués Mário Centeno, repite infatigable su tesis: “la única salida para una crisis de proporciones descomunales como esta ocasionada por el coronovirus, no es la austeridad, sino la distribución de la carga a lo largo del tiempo y, probablemente del espacio”.
Pero, si nos alejamos de las grandes medidas que se deberán implementar a nivel -digamos, global- y que deberán inyectar, sí o sí, efectivo a las empresas y, a la sociedad en general, me gustaría centrarme en cómo podrán las pymes de nuestro país responder con acierto a esta situación en la que, en muchos casos, el flujo de ingresos desaparece, mientras que los gastos fijos se mantienen (nóminas, alquileres, proveedores, préstamos, etc.)
La gestión de la liquidez y los recursos se presenta como algo elemental para evitar caer en desequilibrios tóxicos Share on XPor centrarnos. Hoy nos encontramos por una parte con empresas que pueden seguir operando; incluso, algunas de ellas, las que pertenecen a sectores como sanidad, alimentación, logística, farmacia, etc. que han visto incrementar su actividad. Y, en el lado contrario, aquellas que no pueden seguir manteniendo su actividad y tienen que cerrar o, cuanto menos, suspender contratos de trabajo o reducir la jornada laboral a través de mecanismos como los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo, los ya famosos ERTES.
Evitar espejismos y operar con la información certera
En aquellas empresas que siguen abiertas, vemos que sus estructuras se mantienen más o menos intactas, aunque están tratando de reajustar sus gastos. Pero este es un buen momento para subrayar que incluso aquellas organizaciones que por razones de contexto se están viendo inmersas en un aumento significativo de su actividad, la gestión de la liquidez y los recursos se presenta como algo elemental para evitar caer en desequilibrios tóxicos.
Tenemos que aprender de la historia financiera empresarial, y no podemos olvidar cómo en otros momentos de mucha actividad, paradójicamente nos encontrábamos con muchas empresas que arrojaban beneficios contables, con buenos resultados de facturación y ventas, pero que estaban sentando las bases de un fuerte desequilibrio financiero. Un desequilibrio que acababa ahogando el negocio en el medio-largo plazo, y que se asentaba en malas prácticas de diferente naturaleza: comerciales, de financiación, clientes de riesgo alto, desequilibrios entre las corrientes de ingresos/gastos y de cobros/pagos, etc.
¿Qué podemos hacer?
Lo ideal es mantener una buena práctica financiera apoyándose en una herramienta de software que automatice y permita evaluar los riesgos. Un sistema de gestión y control financiero que incluya funciones de control presupuestario: la elaboración de presupuestos contables y de tesorería para identificar y ejercer el control de las desviaciones. Es decir que si a nivel de presupuesto tenemos identificadas unas partidas concretas que generan cash (cobro a clientes, pago a proveedores, impuestos, nóminas…), podamos proyectarlas en el ejercicio, y a partir de ahí controlar realizaciones y desviaciones respecto a lo presupuestado.
Cuando hablamos de liquidez, hablamos en buena parte de circulante. Sus tres componentes principales son: dinero en caja o bancos, derechos de cobro de clientes, y stock en almacén porque es dinero inmovilizado en forma de existencias. Con los programas de tesorería lo que controlamos son el estado de los bancos, y los cobros y pagos previstos. Nos dan herramientas para gestionar adecuadamente estas dos variantes.
Pero con una buena gestión de almacén seremos capaces, además, de montar un depósito que tenga solo las existencias que necesitamos para el desarrollo de nuestra actividad, ni más ni menos. Más que nunca en épocas de incertidumbre y necesidad de dinero es necesario que tengas un software con herramientas que te permitan optimizar el nivel de stock. Herramientas de planificación y gestión de compras: reposición por controles de máximos y mínimos, reposición de stock por estudios de consumo, control de lotes y caducidades, etc. para implementar una gestión eficiente de los recursos. Y, sobre todo, para optimizar el rendimiento de los mismos.
En definitiva, de momento, no podemos impactar sobre la crisis sanitaria que vivimos, salvo siendo responsables y cumpliendo con los requisitos impuestos por el Estado de Alarma actual. Lo que sí podemos hacer es impactar en positivo sobre la manera en que gestionamos los recursos de nuestro negocio, más allá de que, el entorno, el mercado, la sociedad, esté absolutamente “enrarecida”, convulsa, VUCA. Por eso, de momento, las soluciones tecnológicas para la gestión financiera te proporcionan herramientas con las que poder tomar decisiones efectivas y eficientes. Y, más allá de eso, alimentar el espíritu optimista, ser responsables y cuidar mucho de nosotros y de los nuestros.