Ayer comenzó oficialmente la Mobile World Congress de Barcelona, la feria de tecnología móvil más grande del mundo y hoy, es noticia la charla de ayer del fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, en la que recordó la importancia de que todo el mundo tenga acceso a Internet. Por lo tanto, durante las próximas semanas hablaremos mucho sobre evolución tecnológica, sobre innovación, sobre autómatas, inteligencia artificial, robots, y sobre toda suerte de artilugios e inventos que para unos representan el paso hacia una sociedad más moderna y avanzada, y, para otros, -los menos- una peligrosa exploración.
La intervención de Mark Zuckerberg viene a confirmar lo que muchas veces hemos oído sobre la necesidad de eliminar la brecha digital. Me da igual si utilizamos criterios demográficos, sociales, económicos, geográficos o de cualquier otra índole para justificar la diferencia entre los que tienen fácil acceso a la tecnología y los que no.
Hace unos cuantos años -relativamente pocos- ni existía Internet, había teléfonos móviles, ni apenas ordenadores, … nos comunicábamos por carta, escribíamos a mano o a máquina y los pocos ordenadores que existían eran más un tesoro, al que pocos tenían acceso, que una herramienta de trabajo. La tele era de tubo, casi en blanco y negro y con sólo dos canales, P Ú B L I C O S. ¿TDT? ¿Eso qué es? Los medios de transporte, sin AVE y con utilitarios sin ABS ni cinturones de seguridad atrás, te puedes imaginar cómo funcionaban. Lentos, muuuuuuuy lentos y con la seguridad, más bien, justita, por no decir, inexistente.
Podría seguir citando ejemplos, y seguro que más de uno, sonreiría sólo imaginándose la estampa. Pero estos pocos ejemplos, son suficientes para hacernos una idea de lo que ha cambiado el mundo gracias a la tecnología. Los que trabajamos en empresas tecnológicas, españolas y con más de 30 años, tenemos una idea muy clara de cómo estaban las cosas antes y cómo están ahora. Pero, sobre todo, tenemos una idea meridianamente clara, del trabajo invertido en ese período que conecta el antes y el ahora y, más aún, del trabajo que representará, el después.
En España, hace 30 años, de informática sólo hablaban unos pocos visionarios y otros cuantos chalados, a los que hoy llamaríamos friquis. Unos cuantos lustros después, tenemos que agradecer a unos y a otros, su empeño, su capacidad de ver más allá y su esfuerzo, económico y humano, para desarrollar programas informáticos, hardware, o infraestructuras. Y también les damos las gracias porque ellos y sólo ellos, son el espejo en el que debemos mirarnos todos los que hoy hablamos, escribimos y, de una manera u otra, vinculamos nuestra carrera profesional al Cloud, al Big Data o al Internet de las Cosas.