“Empezar un nuevo curso, es como abrir una golosina por primera vez: emoción, pasión, energía, empeño y ganas de llegar al final con una sonrisa”
Primeros compases del mes de enero y un libro en blanco por completar. Por delante tenemos doce meses que serán, seguro, intensos y apasionantes, como los que acabamos de cerrar. En la cuenta del haber, recogemos los frutos de una nueva versión presentada a mediados de año y que ha contado con el beneplácito de nuestros clientes, la consolidación de un equipo directivo que, bajo la enseña del compromiso y la calidad, han reorganizado, innovado y emprendido nuevas estrategias y, nuevos proyectos y, muchas horas de trabajo para alcanzar nuevos éxitos.
En el plano institucional, en 2015 hemos visto cómo han entrado en vigor nuevas normativas, aprobadas meses atrás y hemos padecido y disfrutado, a partes iguales, los primeros compases de su aplicación. Hemos vuelto a hablar y a escribir de SEPA, de e-commerce y, por su puesto, de factura electrónica. Y hemos sentido el cloud computing como si fuera un miembro más de nuestra propia familia. Hemos dado una vuelta de tuerca a la movilidad, a las redes sociales y a los temas relacionados con el Social Media, el Business Inteligence y, hasta, el Big Data.
No han sido pocas las organizaciones, incluida la nuestra, que han presentado nuevos productos, servicios, ejecutivos, novedades, en definitiva, con las que esperamos no sólo ganar cuota de mercado -como es obvio- sino dejar una huella intensa e imborrable en el entorno de la gestión empresarial, una impronta que permita facilitar, agilizar y, por supuesto, mejorar el trabajo operativo y estructural de las pymes.
El año que viene seguramente estaremos hablando de cuestiones muy parecidas, y eso será una muy buena señal porque será un indicativo de que el camino que recorremos nos lleva a buen puerto. Ese puerto en el que las pequeñas y medianas empresas, encuentran tiempo y espacio para dedicarse al desarrollo de su actividad sin perder ni un minuto en tareas administrativas que son recurrentes y que aportan escaso valor; un puerto en el que se toman las decisiones de una manera más sencilla pues la información, simplemente, fluye, se comparte y se enriquece; y un, puerto, en el que la rentabilidad se conjuga con la funcionalidad. Así las cosas: tres, dos, uno, … ¡Arriba el telón y que empiece la función!