Que estamos en la época de la movilidad, del cloud, del Big Data y de las Green IT, es más que evidente habida cuenta de la cantidad de referencias que encontramos, tanto en los medios de comunicación como en los entornos profesionales en los que nos movemos. Nosotros mismos, defendemos las ventajas que aportan, todas ellas para la optimización de la gestión empresarial y, de hecho, desarrollamos nuestros aplicativos, con la mirada puesta en este tipo de tecnologías.
Pero hoy, no quiero hablar de los beneficios, digamos, empresariales que aportan estas tecnologías, sino que, me gustaría centrarme, en los beneficios, “sociales” que se desprenden de las mismas. Concretamente, de la necesidad, no sólo de aplicar políticas de Green IT, sino de, si me permiten la expresión, “imponer” el uso de una tecnología verde, que ayude a salvaguardar el medioambiente, que, dicho sea de paso, es de TODOS.
Las Pymes empiezan a tomar conciencia de la importancia de instaurar buenas prácticas en su entorno de trabajo por lo que empiezan a adoptar medidas ubicadas dentro de la llamada Responsabilidad Social Corporativa, algo que comienzan a entender como parte inherente al desarrollo de la propia empresa, sea cual sea su actividad, sector o tamaño. Subrayo, tamaño, porque, hasta no hace mucho, parecía que éste era un capítulo reservado únicamente a las grandes empresas, que podían dedicar unos cuantos miles de euros a implantar normas o procedimientos de trabajo, más respetuosos con el medio ambiente.
Certificaciones, buenas prácticas y… pequeños gestos
A día de hoy, existen protocolos certificados, y buenas prácticas, digamos estandarizadas, que ayudan a las empresas, grandes, pequeñas y medianas, a recorrer este camino, que también tiene su retorno económico. Ahorros en la factura energética o en el consumo de papel y tinta de impresión o en los espacios de almacenaje, son la punta de lanza de una nueva forma de hacer empresa con un camino de ida y vuelta. Es decir, que lo que se invierte en mejorar, revierte, no sólo en el impacto medioambiental que se pretende con este tipo de políticas, sino en la mejora de la cuenta de resultados.
La comunicación a través de los mails, la lectura de documentos sin necesidad de imprimirlos, la utilización de la efactura o la realización de trámites telemáticos, apuntan al objetivo de las oficinas sin papel. Por otro lado, se puede abordar un consumo de energía sostenible, con pequeños gestos que ayudan a eliminar el consumo superfluo: apagar los equipos informáticos, de climatización u ofimáticos, cuando no se utilizan, establecer una política energética responsable con equipos que tengan en cuenta el ahorro de energía, por ejemplo las pantallas LCD, utilizando temporizadores en los sistemas de climatización o manejando una temperatura racional, tanto en invierno como en verano.
Para acreditar este esfuerzo existen diferentes certificaciones medioambientales que comienzan a dejarse ver en las pymes españolas. La ISO 14001 y el EMAS, ambos referenciales internacionales, son alguna de ellas. Ambas basadas en el principio de mejora continua y pretende identificar, verificar y controlar los aspectos medioambientales de cualquier organismo.
Lo que cuesta ponernos verdes
A las empresas, sobre todo a las pymes, les empieza a preocupar el desarrollo sostenible, pero lo que les ha preocupado desde siempre, es el coste que supone, en esfuerzo y dinero, la obtención de estas certificaciones y la instauración de buenas prácticas. El coste, obviamente, dependerá del tamaño de las empresas y de las legislaciones vigentes. Aún así, los mayores esfuerzos económicos, y, en todo caso, asumibles y, desde nuestra particular experiencia, rentables, 100%, vienen causados por la contratación de la consultora que debe ayudar a implantar el sistema o por la contratación de una gestora de residuos, si procede. También hay que tener en cuenta el pago a la certificadora, si se ha aplicado una certificación, que también vendrá influenciado, por el volumen de empleados y centros.
En todo caso, para afrontar los costes en la implantación y puesta en marcha, de estos sistemas de gestión medioambientales debes buscar las ayudas y subvenciones que ofrece cada Comunidad Autónoma o, incluso la propia Unión Europea. Una herramienta para iniciar la búsqueda puede ser la web www.ipyme.org, dependiente del Ministerio de Economía, Industria y Turismo.