Es llegar el mes de julio, el calor, las terracitas de verano siempre repletas, el ambiente que se respira, como más relajado, no sé, pero, como que me pongo en modo chanclas, a la mínima. Es cierto que, de un tiempo a esta parte, parece que nos auto-obligamos a permanecer en un estado de alerta permanente, aún cuando nuestra cabeza y nuestro cuerpo nos piden a gritos un descanso. Quizá el hecho de que, tecnológicamente, sea posible acceder, desde cualquier lugar del mundo a nuestras aplicaciones, que podamos tomar decisiones desde la distancia o comunicarnos a través de cualquier dispositivo y en cualquier momento con nuestra oficina o nuestro equipo, hace que no nos tomemos la licencia de “desconectar” ni siquiera en vacaciones.
Y eso, a la larga es un gravísimo error. Yo apuesto por la desconexión digital, al menos, durante los períodos de descanso. Sí. Ya ves. Aquí me tienes escribiendo como los locos sobre las ventajas de la tecnología, la hiper-conexión, la comunicación en remoto, la nube, etc., etc., etc. y, de repente, ¡zas! Animándote a que te desconectes.
La verdad es que, saber que tienes la posibilidad de acceder a la información que necesites, en cualquier momento, aprobar una solicitud o revisar un presupuesto que quedó pendiente antes de tu escapada veraniega, debería de darte, cuanto menos, la tranquilidad necesaria como para no abrir el portátil, o la tablet o el teléfono a cada rato que te acuerdes que gestionas el departamento financiero-contable de una empresa, o que tienes un equipo de agentes comerciales bajo tu responsabilidad o que lideras un proyecto empresarial que gira en torno a las estrategias y decisiones que tú adoptes.
No quiero decir que debas, literalmente, borrar todas las trazas laborales de tu cerebro, simplemente a la que te pones el bañador. Tampoco creo que puedas. Pero sí que creo que el hecho de saber que tienes a tu alcance todas las herramientas tecnológicas necesarias para solventar un imprevisto en la distancia o para responder a una duda estratégica sobre la marcha, accediendo a los datos que necesitas para hacerlo, te proporciona un entorno de confianza sobre el que es más fácil “relajarse”.
Es necesario desdigitalizarse un poco para descansar y desconectar de verdad. Share on X
Entonces, así las cosas, ¿qué crees que puedes hacer para disfrutar de esas vacaciones digitales que tanto necesitas?
Cierra todos los temas antes de irte
Está claro que no siempre será posible terminar de cerrar los proyectos e iniciativas que tienes en curso antes de las vacaciones. Pero, al menos, establece un calendario de tareas y un plan de acción conforme a las prioridades que estimes adecuadas. Siempre habrá encargos de última hora o imprevistos que reclamen tu atención, pero, si tienes organizado el plan de actuación y establecido un protocolo de trabajo para abordar esos imprevistos -qué persona asumirá tu responsabilidad durante tu ausencia, qué criterios priman sobre otros, qué sistemas o aplicativos ayudan a qué, etc…- todo será mucho más sencillo. Y, aún así, si se te han quedado cosas pendientes, explica con claridad todos los detalles a tu equipo para que ellos puedan acometer la tarea. Pero, si, con todo, es necesario contactar contigo, ten la seguridad de que se hará. Aunque, para ser sinceros, las crisis graves no son habituales. Así que, relájate y pide otro daikiri.
Prepara tu regreso
Tanto si eres de los que piensan en todo, hasta el último pequeño detalle o, si, por el contrario, eres de los que a pocos días de las vacaciones te cuesta la misma vida concentrarte en el trabajo, estará bien que prepares tu regreso. Es decir, que anotes todo lo que deberás consultar, chequear, analizar o abordar a tu vuelta. Qué recursos necesitarás, quién se encargó de terminar aquel trabajo que dejaste pendiente, quién habló con aquel cliente que contactó con la compañía mientras tú cerrabas el ordenador y ponías rumbo a ese lugar de ensueño que tanto deseabas. Los sistemas de alertas que incluyen la mayoría de los sistemas de gestión empresariales te ayudan, precisamente a eso, a recordar fechas y acontecimientos clave y a evitar que ninguna tarea se quede sin hacer.
Impulsa la colaboración y el trabajo en equipo
No solo durante las vacaciones, colaborar, intercambiar e impulsar políticas que apuesten por el trabajo en equipo siempre será positivo. Además, es un concepto, el del colaboracionismo, que cada vez está cobrando mayor relevancia en el entorno de la gestión empresarial. Durante los períodos de descanso, esta colaboración deberá ser más efectiva, si cabe, haciendo que, los que están fuera desconecten y sentando las bases para que, cuando nos toque a nosotros el turno de las vacaciones, el trabajo de los que se queden, también garantice nuestro propio descanso.
En definitiva, no digo nada nuevo, aunque, lamentablemente, me encuentro a menudo, con gente que mira, casi de forma compulsiva, su teléfono; personas que atienden llamadas a horas intempestivas o que interrumpen una cena relajada para enviar un mail “urgentísimo”. Desde luego, habrá excepciones, no lo dudo. Pero, como decía antes, que se produzca una crisis tan extremadamente grave como para hacer que la empresa se tambalee, es poco probable. Así que, lo mejor que puedes hacer, bajo mi punto de vista, claro, es tomarte un tiempo sabático también en lo que a tecnología se refiere. Disfruta, diviértete, descansa y vuelve con las pilas cargadas. Todo seguirá aquí cuando regreses y el negocio demandará la mejor versión de ti mismo para cerrar el año.