Conciliación, flexibilidad y compromiso para seguir innovando en tecnología

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“Innovación transversal, multidireccional, interdepartamental, endógena y capaz de afectar no sólo a los procesos sino a las propias personas”

Parece que las empresas tecnológicas deben centrarse única y exclusivamente en innovar sobre cuestiones que afectan al desarrollo de nuevas soluciones o servicios para no perder competitividad y seguir siendo referente en el entorno TI. Pero hay organizaciones que han sabido conjugar la necesidad de seguir evolucionando desde el punto de vista funcional y tecnológico, con el ánimo de hacer que las personas que impulsan esa innovación lo hagan con un alto nivel de compromiso y empatía hacia su propia empresa.  Ese es el verdadero reto y, el auténtico valor añadido de las tecnológicas: innovar desde dentro.

En su camino por generar compromiso, o lo que en términos, digamos, más modernos se conoce como “engagement”,  las empresas deben trazar un manual de ruta que les permita alcanzar el objetivo de aumentar la implicación de su capital humano. Esa hoja de ruta bien pudiera ser un sencillo manual de buenas prácticas corporativas en el que, sobre la premisa del win to win, empleados y empleadores remen en una misma dirección hasta conseguir alinear los objetivos empresariales con los objetivos individuales.

 

Pequeños detalles, grandes ventajas

Aspectos como la conciliación familiar, la remuneración pareja entre hombres y mujeres o la apuesta por la formación continua, deben ser conceptos que definan no sólo una estrategia de gestión laboral, sino una forma de entender y hacer empresa. Algo tan sencillo sobre el papel, se convierte, en muchos casos, en un auténtico quebradero de cabeza y acaban por quedarse en el cajón de la teoría propósitos que, llevados a la práctica, podrían impulsar el crecimiento cuantitativo y cualitativo de cualquier organización.

La gestión responsable de los recursos debe ser siempre una prioridad. Pero en esa gestión responsable de recursos, también se cuentan los humanos. Las personas que hacen que se enciendan los ordenadores, las que programan los aplicativos, las que investigan y desarrollan nuevas tecnologías para evolucionar, las que desarrollan estrategias para vender más y mejor, las que atienden a los clientes, TODAS. La gestión responsable debe hacer que la igualdad y la no discriminación sea la regla a seguir, no sólo entre todos los miembros de la empresa sino incluso antes de que alguien forme parte de la misma. Los procesos de selección deberán ser extremadamente cuidadosos a la hora de utilizar el lenguaje más apropiado en las ofertas que se publican. Y los responsables de seleccionar a los candidatos deberán ser objetivos en las entrevistas y pruebas que realizan. De este modo, deberá tenerse en cuenta el perfil profesional y dejar al margen otras cuestiones o condicionantes personales que no afecten directamente al futuro desempeño de sus funciones dentro de la organización.

 

Conciliación bidireccional y formación continuada

Además de fomentar el compromiso, un Manual de Buenas Prácticas básico, deberá impulsar las estrategias de conciliación bidireccional, con las que empresa y trabajadores encuentren el equilibrio perfecto, incrementando con ello, el rendimiento y la eficiencia de ambos. Un ejemplo de conciliación, pero también de recompensa, sería permitir que aquellos trabajadores con menores o mayores a su cargo, pudieran disponer, si lo necesitan, bien por enfermedad, visitas médicas o fiestas escolares, del tiempo que precisen para atender esas responsabilidades. El tiempo destinado a tal fin, puede recuperarse en otro momento.

Por otro lado, la formación podría ser el otro eje sobre el que debería “pivotar” este Manual de Buenas Prácticas para mantener el nivel de exigencia que demandan los clientes  (ojo, o los ciudadanos en caso de que hablemos de Administraciones Públicas) en términos de conocimientos técnicos, y para favorecer el desarrollo profesional de sus empleados.

En definitiva, las empresas tecnológicas deben integrar en esa tecnología sobre la que basan su negocio, a las personas y devolverles, en la medida de lo posible, lo que cada día aportan a la empresa. Deben ser conscientes de una persona motivada salarial y emocionalmente, es una persona comprometida, generosa y que aporta un alto valor añadido adicional a su trabajo. Por lo tanto, hay que poner en práctica los valores que defiende la psicología positiva y considerar que “la felicidad y el bienestar profesional” de las personas debe estar en el centro de cualquier estrategia corporativa, porque un empleado contento, es un empleado comprometido y, por tanto, responsable, productivo y eficiente.

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