Cuando la tecnología no es suficiente

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Mucho hemos escrito en este blog y en otras muchas fuentes de comunicación acerca del nivel de informatización de las pymes, de la penetración de la tecnología en este tipo de empresas y de cómo democratizar el uso de las TIC en estas organizaciones. Hemos escrito porque hemos hecho mucho al respecto. Quiero decir: los fabricantes de tecnología hemos invertido muchos recursos en I+D para desarrollar nuevas fórmulas que permitan universalizar la tecnología.

Desde el punto de vista meramente funcional y operacional, hemos apostado por soluciones estándar que fueran capaces de resolver problemáticas, digamos comunes, a muchas y diversas organizaciones. Desde el punto de vista comercial, hemos buscado nuevas fórmulas de acceso, del tipo, pago por uso o Software como Servicio para evitar los grandes desembolsos y el coste recurrente que convierte a la tecnología más en un lastre para las pymes que en un beneficio real.

La eclosión del cloud, las soluciones en la nube y los dispositivos que facilitan la movilidad han contribuido también a mejorar la disposición de las pequeñas y medianas empresas a incorporar la tecnología a sus procesos ordinarios de trabajo. Áreas como la contabilidad, la tesorería o la gestión financiera empiezan a ocupar posiciones de interés en la lista de prioridades de los gerentes y responsables departamentales.

 

Servicios que complementan la tecnología

Pero, desde nuestro punto de vista la tecnología, siendo en su esencia estratégica para mejorar la productividad de las pymes, optimizar el rendimiento de los trabajadores y facilitar la toma de decisiones, no es suficiente si no se acompaña de una serie de “complementos” que garanticen el uso eficaz y eficiente de la misma.

Complementos en forma de servicios especializados que deben acompañar inexorablemente a los aplicativos informáticos si queremos que la provisión tecnológica en las pymes sea una garantía para mejorar, con cifras reales, su productividad. Sólo a través de la simplificación de todo aquello que rodea la implementación y utilización de la tecnología, en nuestro caso, de los sistemas de gestión empresarial, herramientas que, de por sí, exigen un nivel de desarrollo complejo, será posible “convencer” al usuario de que cambiar su forma de hacer las cosas, le reportará grandes beneficios individuales y corporativos.

La infraestructura tecnológica que da soporte a los sistemas de gestión empresarial debe estar siempre a punto, disponer de  las condiciones necesarias para alojar y dar soporte al ERP, garantizando su funcionamiento óptimo y estar preparado para salvaguardar toda la información en caso de producirse cualquier incidencia grave. Pero, si la idea es que la tecnología sea “transparente” para el usuario, ¿cómo hacer para simplificar su uso sin incurrir en “descuidos” que puedan causar grandes disgustos? La respuesta, la encontramos en esos “complementos” que mencionábamos en forma de servicio post venta, soporte y mantenimiento que deberán reposar en manos expertas, profesionales altamente cualificados que se encargarán de revisar, actualizar, renovar y mantener el sistema informático sobre el que se asentarán los aplicativos en cuestión.

Pero además de estos servicios, otros como la consultoría para evaluar, analizar y asesorar en consecuencia, atendiendo a las necesidades específicas de cada organización, ya sea desde el punto de vista funcional, tecnológico o de gestión, aportarán también un valor diferencial. Diagnosticar para evaluar el uso que las empresas hacen de la tecnología y un profundo estudio sobre sus necesidades en el ámbito administrativo, financiero y de gestión, servirán para analizar sus procesos y establecer las propuestas de mejora más oportunas.

Y, por último y no menos importante, encontramos, en esos “complementos” el apartado de la formación. Ya sea en modo presencial u online, la formación ayuda a mejorar la competitividad de las empresas porque contribuye a optimizar el uso que hace de sus herramientas y a obtener el máximo beneficio de las mismas. Cursos generales o personalizados, seminarios monotemáticos, sesiones formativas para dar los primeros pasos, para la puesta a punto para formadores o para la dirección, cursos a medida o estándar, sea cual sea la opción elegida, saber más acerca de los aplicativos que se utilizan en el día a día, ayudará a utilizarlos de manera más eficiente, a reducir el tiempo que se emplea en la realización de las tareas y a mejorar la percepción que los usuarios tendrán de la tecnología.

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