“Las empresas “green” están de moda. Con su compromiso además, ahorran costes, no sólo económicos sino también de reputación”.
Hace casi una década, las empresas aprovecharon el tirón de lo “verde” para ligar su política empresarial con el respeto al medio ambiente. Por aquel entonces, los departamentos de RSC se devanaban los sesos estudiando qué hacer; y, por lo general, las medidas pasaban por plantar tantos árboles como clientes había; si era una empresa de automoción, plantar tantos árboles como kilómetros –de media- pudiera tener la vida útil el vehículo que se comercializaba, etc. Hoy, con la nube, ser “green” es mucho más fácil; y cuanto más pequeña sea la empresa, mayor ahorro. Te enseñamos cómo.
Cierto es que plantar un árbol, o decenas, es absolutamente beneficioso para que todos podamos respirar un aire más limpio. Demostrado queda el efecto purificador del aire que la fotosíntesis realiza día a día, absorbiendo CO2 y liberando oxígeno limpio. Pero, ¿cuántas pymes conoces que planten árboles para ser más “green”?. Seguro que no muchas.
Con la tecnología basada en la nube, ser ecológico es sencillo. Aquellas empresas que optan por tener sus aplicativos alojados en la nube –además de los consiguientes beneficios inherentes- no tienen que tener encendidos 24X7 los servidores en sus propias instalaciones, lo que supone además, un importante ahorro en consumo energético. Según un estudio realizado por la consultora Accenture, titulado Cloud Computing and Sustainability: The Environmental Benefits of Moving to the Cloud, para un despliegue pequeño (menos de 100 usuarios), las emisiones de CO2 de sus equipos se reduciría en un 90% utilizando la nube. Por ejemplo, utilizar el servicio de correo electrónico basado en la nube puede ser hasta 80 veces más eficiente respecto a alojarlo en las propias instalaciones. Google, ha llegado a decir que “se necesitaba más energía para enviar un mensaje en una botella que para utilizar su servicio de correo electrónico durante un año”.
Y esto, ¿cuánto supone?
Vale. Ser ecológico está muy bien, está de moda y además me dicen que puedo ahorrar (el maná del siglo XXI). Pero, ¿cómo? ¿Está ciertamente medido? Por partes. Ya hemos hablado del ahorro en las emisiones de CO2. Centrémonos ahora en el de la factura energética. Si la empresa está en España, seguro que la factura eléctrica, además de difícil de leer, no mostrará ningún resquicio donde la organización pueda ahorrar.
Pues bien, según el informe Global e-Sustainability Initiative (GeSI) efectuado en Brasil, Canadá, China, Chequia, Francia, Alemania, Indonesia, Polonia, Portugal, Suecia y Reino Unido, la utilización de servicios cloud, como correo electrónico, ERP y demás aplicaciones empresariales, podría representar un ahorro, sólo en 15 años, de casi 2 billones de dólares. Un buen pellizco. Si además te interesa que califiquen a tu empresa como “verde”, debes saber que si el 80% del entramado empresarial de estos países utilizase la nube, podrían dejar de emitir –cada año- 4,5 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera. Cifra que supondría en torno al 2% del total de la huella de carbono asociada a las TIC. Es decir, el equivalente a las emisiones de casi dos millones de coches en circulación.
Operar en la nube puede suponer una rebaja en el número de servidores de hasta un 92%. Al disponer de las aplicaciones en cloud, hay que tener en cuenta además, el ahorro en infraestructuras TIC.
En definitiva, ahorrar, ser más eficiente en los procesos, respetar el medio ambiente,… todos son argumentos muy válidos para poder asociar la imagen personal de tu empresa con políticas ecológicas y respetuosas con el medio ambiente. Cada minuto que pasa, se pierde una nueva oportunidad.