El impacto de la digitalización en las empresas logísticas para abordar la crisis del Covid-19

Desde que el 31 de enero se detectara en España el primer caso de coronavirus, los acontecimientos se han ido sucediendo precipitadamente hasta llegar a una cifra de casos escandalosa y una situación de aislamiento social, inimaginable. Las medidas restrictivas impuestas por el Ejecutivo para tratar de frenar la pandemia parece que están dando resultados, aunque mucho más despacio de lo que todos esperamos. Desde el punto de vista económico y empresarial el impacto está siendo desigual. Con unas diferencias, además abismales, entre aquellas empresas que no pueden continuar con su actividad, y aquellas otras consideradas esenciales, que han visto triplicar en muchos casos sus picos de demanda. 

La industria de la logística y el transporte, salvo aquellas  empresas que operaban principalmente en el entono HORECA, en general, en mayor o menor medida, han visto incrementar su nivel de operación. La situación sobrevenida, casi de la noche a la mañana, ha obligado a todas las empresas, también en el ámbito de la logística y la distribución a reinventarse, en poco más de 24 horas.

Reinventarse, por un lado, y trasladar su gestión administrativa a entornos fuera del estrictamente laboral. O sea, a gestionar la parte económico-financiera del negocio, en remoto. Para todo ello, el nivel de digitalización de las empresas ha sido determinante, tanto para afrontar los picos y valles de las demandas, como para obtener una imagen real de la situación económica de la empresa, además de continuar con las tareas administrativas y contables, propias del negocio ya sea la gestión y relación con los bancos, planificación, facturación, pagos y cobros, etc.

Las organizaciones con niveles de digitalización óptimos han seguido aplicando en remoto, desde el primer día, su gestión financiera sin problema. La dificultad la han encontrado aquellas otras organizaciones con niveles de digitalización más básicos que dependían de implantaciones locales o poco integradas. La clave la encontramos en aquellas empresas que cuentan con un sistema de gestión de recursos -ERP- con conectividad remota incorporada.

En el ámbito de la industria y el transporte, como apuntaba Pablo Couso, director comercial de Datisa en la mesa debate virtual organizada la semana pasada sobre el tema, “las caídas de actividad son un problema porque generan desequilibrios en facturación, pedidos, etc. Pero también las fases de pico sientan las bases de posibles desequilibrios financieros porque muchas veces las corrientes de ingresos y gastos no se corresponden con las corrientes de cobros y pagos. Por eso es importante llevar un control exhaustivo de las operaciones y su impacto en el ámbito financiero con un sistema ERP con conectividad remota incorporada para poder operar desde cualquier sitio, más allá de la oficina”.

Flexibilidad, escalabilidad y control para una digitalización efectiva

El entorno de la logística y la distribución y, más, aquellas empresas que han visto incrementadas sobremanera sus operaciones, han tenido que aportar velocidad de respuesta casi inmediata. Y, al mismo tiempo, han necesitado grandes dosis de flexibilidad y elasticidad para proporcionar más recursos a sus centros de distribución y a sus almacenes. Es decir que, han tenido que incrementar su capacidad para absorber un aumento de la demanda, sencillamente, inimaginable.

El nivel de digitalización de la industria de la logística y la distribución ha sido determinante para enfrentar los picos y valles de la demanda durante esta crisis del Covid-19 Clic para tuitear

En estos casos, llevarse el almacén a casa ha resultado imposible. Pero, igualmente, el nivel de digitalización ha sido determinante. Los sistemas SGA, por ejemplo, basados en los principios de escalabilidad, flexibilidad y control, han permitido hacer cambios, casi sobre la marcha, tanto en los parámetros del almacén, como en los flujos y movimientos y, en general, tomar decisiones en tiempo real que permitieran atender a la demanda, controlar los costes y mantener los márgenes y ratios de beneficios.

Francisco Cuadrado director de desarrollo de negocio de V10 Soluciones dijo que “las empresas de logística y transporte han tenido un incremento de demanda brutal, pero necesitan mantener los costes a raya. Estas organizaciones necesitan el apoyo de sistemas que les permitan realizar escenarios y predicciones que les permitan protegerse de los vaivenes del mercado, tanto en este momento de estrés generado por el Covid-19, como en otras situaciones que puedan producirse en el futuro”.

Algunas otras cuestiones relevantes que se pusieron sobre la mesa durante el debate tienen que ver con el boom del ecommerce en esta crisis económica y social, no solo en su versión B2C, también desde el prisma del B2B. Los expertos señalaron que ha experimentado un crecimiento muy significativo, especialmente en ámbitos como el de la alimentación donde presentaba ritmos de crecimiento más bajos, en comparación con otros mercados, antes de la crisis. Habrá que ver sí, pasada la tormenta, el sector consigue mantenerse en estos niveles de actividad. Pero antes se deberá buscar soluciones a esos frenos que ralentizaban su crecimiento como las cuestiones relacionadas con las entregas, cuando todos podamos salir de casa, por ejemplo.

En todo caso, las empresas siguen apostando por la inversión y ese es un factor diferencial. Lo importante también será seguir apostando por la digitalización después del Covid-19, visto, como lo hemos hecho, que su impacto para la reacción rápida y la adaptación a nuevos modelos de negocio, estructurales y operativos, ha sido determinante.

Más conectividad para un mercado atomizado

Logística y distribución es un sector muy atomizado en el que conviven fabricantes que distribuyen su producto con su propia flota y empresas que subcontratan flotas -grandes y pequeñas- e incluso, autónomos. Ahora bien, con independencia del tamaño de la empresa, los expertos coincidieron en señalar que la situación no ha afectado a todos por igual, no tanto por su tamaño, sino por la dimensión inesperada del pico de demanda.

En estos casos, el nivel de digitalización también ha sido determinante, viendo la capacidad de respuesta y la rapidez con la que han reaccionado aquellas organizaciones con tecnología para gestionar, planificar, dirigir y controlar la operativa de una manera ordenada frente a estos picos de demanda exagerados.

Aquellas otras organizaciones que no cuenten con unos niveles de digitalización tan elevados o que carezcan de las herramientas tecnológicas para enfrentar el pico tendrán más posibilidades de capear el temporal en la medida en que sean capaces de integrarse con algunas soluciones sencillas. Pero, también, hay que apelar a la solidaridad y la responsabilidad de esas otras empresas más grandes que las subcontraten. Ellas deberían facilitar la provisión de una metodología para operar más sencilla, apoyada sobre herramientas tecnológicas flexibles y fáciles de usar para que puedan adaptarse mejor al cambio.

En este sentido, Adela Ruíz, directora del departamento de sistemas de optimización inteligentes de ITI y especialista en la optimización y mejora de los procesos de la cadena de suministro y logística aseguró que “la capacidad de reacción que tenga la empresa depende de la capacidad de los sistemas, ya que a nivel humano es imposible abordarlo. Lo mismo sucede para empresas que han visto su negocio reducido y que gracias al nivel de digitalización que tenían han podido avanzar en la planificación estratégica y operativa avanzando en otros procesos en remoto.”

Algunos otros conceptos básicos que se expusieron en el debate tienen que ver con la necesidad de apostar por la integración, el software como servicio y el acompañamiento de socios tecnológicos expertos con conocimientos cualificados y contrastados en el mercado. De hecho, cada vez más, las empresas de software, en particular, y las tecnológicas, en general, se están convirtiendo en empresas de servicios con plataformas por suscripción, que aporten flexibilidad a sus clientes y añaden previsibilidad a sus ingresos.

En definitiva, digitalización es una respuesta a una necesidad de fondo que tienen las empresas de organizarse. En el trasfondo hay una inquietud por parte de las organizaciones, con independencia de su sector, actividad o tamaño por adaptarse a los problemas que puedan ocasionarse en el medio y largo plazo. Hay que analizar y hacer diagnósticos previos para determinar qué es lo que realmente necesita automatizarse o digitalizarse, y, sobre todo, para establecer prioridades para obtener un retorno más rápido y efectivo.

 

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