La transformación digital es una oportunidad que las nuevas tecnologías ofrecen a las organizaciones, a las empresas y, a la sociedad en general, para mejorar la eficiencia y generar nuevas oportunidades de negocio, de relaciones, de comunicaciones, … Ahora bien, ni la transformación digital es solo una cuestión de tecnología, ni los mismos modelos de negocio o de relación son válidos. La digitalización exige también nuevas lógicas y nuevos modelos.
¿Sabemos realmente qué es la transformación digital?, ¿a qué nos referimos cuándo hablamos de digitalización, o de procesos digitalizados? Me da la sensación de que a veces utilizamos determinados términos por inercia o por contagio. Los oímos o los leemos y, los acabamos asumiendo, incluso, en ocasiones, haciéndolos nuestros. Con la transformación digital ha pasado algo muy parecido. Por supuesto que, a estas alturas, a nadie se le ocurriría ya pensar que es algo infundado o innecesario, pero creo que es importante definir bien de lo que hablamos, sobre todo, en cuestiones que exigen cambios tan drásticos como el que apunta la digitalización.
Si introduces en cualquier buscador el término transformación digital te encontrarás con diferentes definiciones para explicar lo que es, a quién afecta, los procesos transformadores, las claves para alcanzar el éxito, etc. Personalmente me gustaría recomendarte la definición de la consultora IDC que dice que se trata de «un proceso continuo por el que las empresas se adaptan para conducir y controlar los cambios disruptivos en sus clientes y mercados (ecosistema externo) mediante la potenciación (leveraging) de competencias digitales para crear nuevos modelos de negocio, productos y servicios».
O, dicho de otro modo, se trata de una oportunidad que las nuevas tecnologías ofrecen a las organizaciones, a las empresas y, a la sociedad en general, para mejorar la eficiencia y generar nuevas oportunidades de negocio, de relaciones, de comunicaciones, … Ahora bien, ni la transformación digital es solo una cuestión de tecnología, ni los mismos modelos de negocio o de relación son válidos. La digitalización exige también nuevas lógicas y nuevos modelos. Es, en realidad, un cambio mucho más profundo que afecta -o debería- a la propia conciencia -individual y colectiva- por lo que se precisa un cambio de mentalidad más allá de aplicar tecnologías más o menos innovadoras.
Pero insisto en que no es nada fácil aportar una única definición ya que, desde mi punto de vista, si hablamos de transformación digital aplicada al ámbito de los negocios, esta deberá siempre estar basada en el cumplimiento de unos objetivos y establecer la estrategia de negocio adecuada para lograrlos. Por lo tanto, la digitalización será, de una manera u otra, en función de la empresa que la implemente, porque cada una tendrá sus propios objetivos y estrategias. Ahora bien, desde un prisma más generalista podemos hablar de la transformación digital como el proceso estratégico orientado a cumplir dos de los principales objetivos establecidos por cualquier empresa, ya sea grande, mediana o pequeña: aumentar las ventas y ser más eficientes en el plano operativo, que se sumarán, naturalmente, al resto de metas, más específicas, que pueda establecer cada compañía.
Por lo tanto, transformación digital no es igual a aplicación de la tecnología para mejorar los resultados, o al menos, no solo. Transformación digital es poner en valor al cliente, la eficiencia y la información. Y, también, por supuesto, es tener en cuenta la inmediatez, la integración y la globalización.
Y solo después de tener claro todos estos elementos que forman parte de la digitalización es cuando podemos (y debemos) hablar de nuevas tecnologías como Cloud, Big Data, Movilidad, Internet of Things Social Business, Seguridad, …) Todas ellas deberán entenderse como facilitadoras para alcanzar los objetivos corporativos que se hayan establecido previamente.
Y de todo esto, ¿qué crees que saben las pymes? ¿cómo crees que afrontan ellas la transformación digital?