“El equipo hace la fuerza mientras que las escapadas en solitario, desgastan y casi siempre, terminan en abandonos. Es más fácil llegar a la meta si trabajamos juntos.”
Me hacía esta pregunta según releía las conclusiones del Informe e-Pyme 2014 elaborado por Fundetec. La Fundación para el Desarrollo Infotecnológico de Empresas y Sociedad que todos los años nos acerca el estado de situación de las pequeñas y medianas empresas y de las micro-pymes en su relación con la tecnología, nos presentaba en su último estudio una imagen de este tipo de organizaciones un tanto preocupante.
¡Ojo! que no quiero ser alarmista. Las pymes y, particularmente las más pequeñas, hacen lo que pueden para no perder el tren de la tecnología. Sin embargo, en temas de informatización o automatización de procesos no acaban de llegar a los objetivos propuestos en la Agenda Digital para España, un documento que recoge una serie de medidas orientadas a favorecer la transformación digital de nuestra economía, obviamente, impulsada por el efecto tractor de las pymes y micropymes que son, en realidad, como hemos dicho muchas veces, las que componen mayoritariamente el tejido empresarial de nuestro país.
Y digo que no cumplen el objetivo porque en asuntos tan de actualidad como puede ser el cloud computing, una opción que les permitiría beneficiarse de las múltiples ventajas que ofrece la tecnología a precios muy razonables, se muestran reacias por temor o desconfianza hacia aspectos claves como la seguridad o hacia cuestiones tan livianas, como el funcionamiento operativo del día a día. Muchas dudas que, aunque siempre encuentran respuesta en los muchos fabricantes que ya ponen a su disposición herramientas altamente cualificadas y basadas en tecnología de última generación alojadas en la nube, no permiten avanzar a la velocidad que cabría esperar.
Principales líneas de trabajo
Sin duda alguna, el cloud computing deberá seguir siendo foco para las organizaciones que quieran avanzar. Por eso mismo, sus responsables y, también sus empleados, deberán perder el miedo y depositar su confianza en esta tecnología que ha venido para quedarse. Para ello, lo mejor será apostar por el conocimiento y la formación. Y apostar significa, en realidad, priorizar porque aunque esto no se perciba como una cuestión específicamente relacionada con los procesos internos de negocio, es sin duda, la clave, para que las empresas consigan despuntar en este mundo empresarial cada vez más comprometido. Por lo tanto, primero y prioritario, un cambio de perspectiva para que formación y conocimiento permitan abrir los ojos y la mente.
Por otro lado, otra de las cosas que se desprende del Informe de Fundetec es que las empresas sí tienen interés por determinadas cuestiones tecnológicas (ya sea mejorar su site, modernizar sus equipos informáticos, actualizar sus dispositivos móviles,…) pero el esfuerzo y en tiempo que les supone, es algo que les paraliza y acaba tirando por tierra los buenos propósitos. Por lo tanto, hay una segunda línea de trabajo que se debe explorar, la de la concienciación, siempre ésta, acompañada de las ayudas económicas necesarias, porque sensibilización sin subvención, tiene, a mi juicio, poco recorrido. Esto me recuerda a un dicho popular muy gráfico: no hay don sin din en clara alusión al poder del dinero para conseguir determinados avances.
Y, finalmente, implicación. Estamos viendo grandes progresos, aunque a velocidades muy lentas. Para acelerar el ritmo es necesario que todos los agentes que conforman el mapa de la economía remen en la misma dirección y que empresas, administración pública, asociaciones sectoriales, fundaciones, etc… coordinen sus actividades y den apoyo y cobertura al proceso de incorporación de las TIC. Sólo de este modo, se conseguirá alcanzar el nivel que todos deseamos y necesitamos para ser competitivos y contribuir a la generación de riqueza.