Hablamos de Internet como si fuera parte de la Creación Divina. Para muchos de los profesionales que hoy ocupan incluso puestos de responsabilidad, siempre ha estado aquí.
Si datamos la puesta en escena oficial de Internet con la presentación de ARPANET en 1969, lo cierto es que, sí, podríamos decir que, a pesar de lo mucho que ha cambiado – su tecnología o incluso su uso – Internet lleva con nosotros casi toda la vida. Ahora bien, desde sus orígenes ya remotos -48 años- hasta el modelo que hoy conocemos, han pasado muchas cosas. Tantas que ya no seríamos capaces de organizar nuestras vidas sin una herramienta que prácticamente todos utilizamos.
Pero lo cierto es que no siempre fue así. Y, aunque hoy las cosas pasan -en apariencia al menos- a una velocidad de vértigo, Internet inició su camino a paso lento y no siempre seguro, pues la velocidad de entonces no tiene nada que ver con la capacidad que ofrece hoy la fibra óptica y las brechas de seguridad que presentaba la pueril Red de entonces eran más que significativas.
Internet en modo vintage
No fue hasta años más tarde de la presentación de ARPANET cuando Internet empezó a mostrar sus fortalezas. No podía ser de otra manera. Una red de redes que mantenía comunicados -hoy ya informados y, hasta, “despachados”- a cientos de millones de personas de todo el mundo estaba llamada a ser el gran invento del Siglo XX. Daba igual dónde, cuándo o quiénes se conectaran. Internet era universal y no discriminaba, salvo por la tecnología, aún precaria, que lo soportaba. O, ¿acaso no te acuerdas de los famosos Spectrum? O ¿de esos ordenadores con pantalla de tubo y una torre que pesaba lo indecible? Yo todavía me acuerdo de los diskettes y del ruido de los ventiladores cuando subían su temperatura. Parecía que iban a salir volando.
Acabo de escribir diskettes, una palabra que hacía más de 10 años que no pronunciaba y me ha sobrevenido un ataque repentino de nostalgia. Diskette o disquete era lo más, por no decir lo único, en almacenamiento de datos. Para los más jóvenes, amantes de lo vintage, os diré que se utilizaba en el ordenador como disco de arranque o para trasladar datos de un ordenador a otro o simplemente para almacenar diferentes archivos. Luego todo cambió.
Una red de redes que mantenía comunicados a cientos de millones de personas de todo el mundo estaba llamada a ser el gran invento del Siglo XXI
Los primeros ordenadores han dado paso a dispositivos de última generación que llevamos en el bolsillo y que utilizamos prácticamente para todo. Y cuando digo todo, me refiero a todo: en el trabajo, en casa, en la calle, … Hoy, Internet podríamos decir, utilizando un término de marketing, se ha vuelto viral.
Y, no solo por la evolución de los dispositivos sobre los que circula Internet, más aún, por la velocidad que proporciona, por la seguridad que ofrece, por la comodidad, en fin, y porque hasta el fontanero de mi barrio me pide que le mande un Whatsap para que venga a ver la lavadora que parece que se ha des-configurado. Ya me ha avanzado que, con estas moderneces que incorporan tendré que llamar al servicio técnico del fabricante.
Las lavadoras con Internet, se ve que no son su fuerte. Pero mira, eso de las lavadoras inteligentes que te mantienen la ropa en movimiento si no puedes extraerla de inmediato y que te avisan al móvil cuando hay ropa para tender, con 3 niños pequeños, me parecía, ideal. Y el escaparate virtual también lo vendía francamente bien. Y ya ves, hice el pedido desde mi Tablet y en dos días, haciendo la colada. Eso sí, el Internet de las Cosas (IoT) todavía no le ha puesto piernas a los pantalones para que puedan meterse solos en la lavadora. Pero, visto lo visto, no podemos descartar nada.
Internet, el origen de todo lo demás
Sí, hay algunas cosas que todavía nos suenan un poco a ciencia ficción. Lo del IoT, o la analítica de los datos, ¿sabes que tus dispositivos son como un imponente Gran Hermano? Representan el ojo que todo lo ve. Si te conectas a determinadas webs, si haces pedidos en sitios concretos, si utilizas un medio de pago u otro (eh!!!!, que Internet ha hecho posible que compremos y paguemos desde el sillón de casa), si contactas con tus amigos a través de las redes sociales ¡ojo, al tema de las Social Media que eso da para otro post!
Cloud Computing o SaaS son términos con los que ya estamos absolutamente familiarizados y que han pasado de ser emergentes a evidentes.
En fin, que, hagas lo que hagas, estás “fichado”. Luego, tus datos serán manejados en función de intereses, generalmente, comerciales, y te bombardearán con mejor o peor criterio, con un montón de propuestas similares o complementarias a lo que has mostrado en “navegaciones” anteriores que podía interesarte. Y, bueno, la Ley de Protección de Datos, protege, pero, aun así, la información te llega. Créeme.
El otro día buscaba un espectáculo original para sorprender a mi chico por su cumpleaños. Ahora recibo, cada vez que abro mi ordenador, una popup (ventana emergente) para “seducirme” con El Rey León, El Guardaespaldas o Billi Elliot, el Musical. Acabaré todos los días en el teatro, porque yo no soy de decir que no, y, desde luego, el ordenador, y el teléfono y la Tablet son elementos que utilizo TODOS LOS DÍAS.
Internet está claro que nos ha cambiado la vida. Por supuesto, también en el plano profesional. ¿Cuántos días eres capaz de ir a la oficina y no abrir un solo correo electrónico? O, mejor aún, ¿cuántos días puedes trabajar desde casa? ¿o desde cualquier otro sitio que no sea tu oficina? Hoy, Internet ha impulsado el desarrollo de nuevas tecnologías y, también de nuevas formas de explotación de esas tecnologías. ¿Qué es si no, el Cloud Computing? ¿O el SaaS?, términos con los que ya estamos absolutamente familiarizados, pero que son, en realidad, recientes, aunque, por aquello de la velocidad que decíamos antes, han pasado de ser emergentes a evidentes.
La nube es hoy algo más que esa masa visible hecha de cristales de nieve o gotas de agua microscópicas suspendidas en la atmósfera. Hoy, la nube es el término utilizado para referirnos a los servidores de Internet que se encargan del almacenamiento y procesamiento de datos.
Y, sí, aunque te parezca mentira, esta nube informática, ha acompañado a Internet prácticamente siempre. Hoy, muchas empresas -grandes, medianas y pequeñas- tienen sus aplicaciones en la nube. Aplicativos de gestión comercial, o CRM o soluciones de Business Inteligence que operan sobre el paraguas del cloud, con las múltiples ventajas que eso les reporta.
Internet y la revolución digital
Como decía, Internet ha sido tan relevante como lo fue en su momento la revolución industrial. No solo por las múltiples ventajas que aportaba sino porque impulsó un verdadero cambio de rumbo. Fue disruptivo al modificar el modo en el que se hacían las cosas hasta ese momento. Hoy, hablamos ya de otra transformación -la digital- que partiendo de la evolución de Internet- está cambiando absolutamente todo.
La nube informática ha acompañado a Internet prácticamente desde siempre, aunque no hayamos sido conscientes de ello.
De hecho, algunos expertos coinciden en señalar que la transformación digital está marcando el comienzo de otra gran revolución lógica y tecnológica. Lógica porque está cambiando la percepción que tenemos del mundo, de los negocios, de las relaciones humanas, del comportamiento, … y, tecnológica porque estos cambios se apoyarán en la tecnología para encontrar respuestas.
En definitiva, Internet, el origen, pero también la continuidad y, por supuesto, el futuro. El mundo cambió el día en que ARPANET vio la luz. Pero, lo bueno de todo, es que, ese invento de unos cuantos locos consiguió evolucionar y dar soporte a nuevos requerimientos, cada vez más “surrealistas”.
Hoy, casi nada nos sorprende. Somos conscientes de que la tecnología actual, posibilita grandes logros, pero, también que en el futuro nos esperan grandes acontecimientos como el desarrollo de los coches autónomos, drones, nanobots , impresión 3D, …
Dentro de otros 48 años, veremos cómo es el mundo, qué tecnología lo soporta y … quién y cómo se escribe este blog…