Según una encuesta sobre Préstamos Bancarios en España realizada en abril de 2019 por Álvaro Menéndez Pujadas los costes en cuanto al nivel de capital han aumentado, provocando un agravamiento en las expectativas. Algo, que se traduce en una disminución de las solicitudes de crédito por parte de las pymes que ya, de por sí, necesitan una buena dosis de imaginación para encontrar diferentes fuentes de financiación.
Según se desprende de esta encuesta, parece que mientras que los criterios para conceder un crédito, en términos generales, no han variado mucho, en el caso de las pymes, parece que las condiciones sí que se han endurecido. Ya sea porque las expectativas son menores o por el incremento de los costes en función del nivel de capital, lo cierto es que a las pequeñas y medianas empresas les sigue siendo complicado acceder a las fuentes de financiación -digamos- convencionales.
Si hablamos de préstamos, en el Informe se recoge la diferencia que existe entre los préstamos ordinarios y los de mayor riesgo. Dicen los resultados de la Encuesta que las pymes son, precisamente, las que agudizan estas diferencias ya que si, se tuvieran en cuenta únicamente los movimientos de las grandes empresas, los resultados serían más favorables.
Por lo tanto, sabiendo que el acceso a este tipo de financiación -la más habitual, dicho sea de paso- se complica para el ecosistema pyme, una de las recomendaciones que se me ocurren para este tipo de empresas es que orienten gran parte de su “energía” en la optimización de su gestión financiera. Algunas pautas para lograrlo pueden ser las siguientes:
Construir un sistema alrededor de los datos
Las pymes han extraído grandes lecciones de la crisis económica iniciada en 2008. Una de ellas es que una gestión financiera eficiente les ayuda a mejorar su rendimiento financiero. Pero esa eficiencia en la gestión está fundamentada en la disposición de datos precisos y actualizados. Esto ha permitido a estas organizaciones establecer protocolos de actuación adecuados a las situaciones reales y a las necesidades específicas de cada una de ellas. O lo que es lo mismo, a controlar las acciones, las decisiones y las consecuencias de ambas.
Un ejemplo: optimizar los procesos de cobro a los clientes ayuda a mejorar el flujo de caja y a reducir el capital circulante. Todas estas mejoras buscan minimizar los riesgos financieros y mejorar el control sobre la liquidez y la tesorería.
Este sistema de información tan robusto ha ayudado a las pymes a controlar todos sus indicativos de rentabilidad, a cumplir con los requisitos normativos, a hacer un seguimiento exhaustivo sobre todos los aspectos relacionados con su contabilidad financiera y de gestión, su cadena financiera de suministros y sobre todo su tesorería. Utilizar aplicativos ERP adecuados a su naturaleza es lo que les ha permitido “trabajar” con esta información exacta en tiempo real.
Planificar y controlar los costes
Controlar los costes implica muchas más ventajas que el ahorro, ya de por sí, verdaderamente interesante para la buena marcha de cualquier organización. Por poner un ejemplo, me quedo con su aportación para la fijación de precios de venta al público. Si no sabes lo que te cuesta producir un producto -diseño, materias primas, proceso de elaboración, comercialización, …- u ofrecer un servicio, ni los agentes que intervienen en el proceso, difícilmente acertarás con el precio que debes pedir a tu universo de clientes reales y potenciales.
Las pymes siguen teniendo difícil el acceso a los créditos. Proteger su salud
financiera, les permite evitar dependencias de terceros. Clic para tuitear
Por lo tanto, desglosar y analizar todos los costes ya sean directos o indirectos, fijos o variables, ayuda, sin duda, a establecer los precios justos. Pero también, a determinar la rentabilidad de los productos/servicios que estamos colocando en el mercado y, a tomar decisiones en tiempo real sobre acelerar las ventas o, incluso, dejar de comercializarlo.
Teniendo en cuenta todas estas herramientas financieras combinadas con herramientas de gestión comercial, orientadas al control de gastos y al conocimiento de la cartera de productos, lo cierto es que las pymes pueden implementar una planificación mucho más racional y eficiente y proporcionar una visión mucho más nítida sobre su situación real y el punto al que quiere llegar. Planificar es establecer una hoja de ruta.
Desde el punto de vista financiero, la planificación financiera indica qué recursos tiene disponibles la organización -ya sean materiales, financieros o humanos-, para alcanzar las metas propuestas. Y, por supuesto, ayuda a establecer las estrategias adecuadas para conseguir los objetivos con los recursos disponibles.
Utilizar la tecnología para optimizar la gestión financiera
El apoyo de la tecnología adecuada permite a las pymes mejorar su rendimiento financiero y conformar un sistema robusto, funcional y plenamente operativo orientado a la obtención, almacenamiento y salvaguarda de toda la información relevante para la toma de decisiones. Muchas veces las pymes utilizan herramientas que no se ajustan a sus requisitos, o que, no responden a sus expectativas y esto puede poner en peligro no solo la salud financiera de la compañía sino otros muchos aspectos que son, igualmente, claves para el negocio.
Invertir en un software ERP para la gestión financiera siempre es un acierto porque además de automatizar diferentes funciones facilita la integración de la información que manejan las distintas áreas de la empresa, impulsa la comunicación, el intercambio y el trabajo en equipo y mejora la calidad, la seguridad y la velocidad en la generación de los datos que son claves para la toma de decisiones.
En definitiva, cualquier empresa que se plantee la gestión eficiente de su función financiera, deberá dejarse acompañar por soluciones ERP que muestren su competitividad, su flexibilidad y su versatilidad. Soluciones que sean seguras, con amplia cobertura funcional y amplísima capacidad de integración con otros dispositivos complementarios que les permita seguir mejorando la gestión de sus recursos financieros. Y, al tiempo, impulsar sus ganancias, su calidad, su eficiencia y, su seguridad. Y, con todo, seguro que también se consigue mejorar la financiación de la empresa.